Ya son varios quienes están de acuerdo con la metáfora aquella de las estatuas y las palomas para referirse a los críticos de arte, entendiendo el arte como alguna creación humana que exalta los sentidos y despierta la atención al ser apreciada. La literatura es quizás uno de los géneros artísticos que se halla menos inmune a la proliferación de críticas, más aun cuando ser crítico de literatura es una ocupación, por no decir profesión u oficio que goza de cierta reputación en los espacios académicos e informales. Yo no soy nada de eso. Soy un lector común, un simple estudiante de los que todavía gastan plata comprándose libros y que siempre insisten en preguntar (ilusamente) por “algún descuento” en las librerías grandes y pequeñas. Es decir, soy un lector de los que importa, de los que dinamizan e inyectan capital al mercado de las letras en las ciudades de América Latina donde las librerías cada vez están más amenazadas con desaparecer, ya por los precios injustos o ya por que leer da sueño y es preferible (muchas veces) una sesión de Halo 3 en XBOX, o una película, a un libro que se depreciará abismalmente.
Yendo al grano, presento mi gran admiración por el escritor bogotano Santiago Gamboa. He leído casi todas sus obras, exceptuando aquella sobre un afamado y malhablado policía de Colombia (hoy día todo un señor "Dotor", embajador de Colombia en Austria). Me encantó El síndrome de Ulises y me fascinó Los impostores, también, leí con avidez Octubre en Pekín y Vida Feliz de un joven llamado Esteban, además Perder es cuestión de método y su novela debut Páginas de vuelta me llamaron bastante la atención. Esteban Hinestroza es de toda mi simpatía, aunque lo es más el peruano Nelson Chouchén Otalora, a quién he creído reconocer en un “santurrón” profesor de literatura, también peruano, que imparte clases en el CIALC de la UNAM, ¿será simple coincidencia?
Me divierten mucho las novelas de Santiago Gamboa, y el tema de la inmigración me parece que es tratado con maestría, pues se muestra a esas personas salidas de sus mundos y relacionándose con otras personas provenientes de mundos ajenos, lo cual termina por proponer caras muy amables de la condición humana: el extrañamiento, la tristeza, la solidaridad, temas que resultan bastante alentadores y conmovedores, logrando así aquello del objetivo artístico de la literatura.
Volviendo al grano, compré (es decir, hice traer de Colombia) Hotel Pekín la última novela de mi querido escritor. Evidentemente me resultó sospechoso aquello de “Pekín”, tal vez por la fiebre olímpica que invadió nuestras atmósferas no hace mucho, o tal vez porque es Pekín el escenario ya utilizado en dos de sus obras: Octubre en Pekín y Los Impostores. Comprendo que errar es humano y que no hay nada nuevo bajo el sol y que desde el canto de Gilgamesh no se ha innovado en nada en materia de escritura, pero me dio mucha tristeza leer Hotel Pekín. Hubiera preferido al temperamental Suárez Salcedo que al “primermundizado” Frank Michalski (a.k.a. Francisco Munévar) para enfrentarse a la China del siglo XXI. Que tristeza, para mí, Santiago Gamboa se repitió de una manera equívoca.
En la universidad tuve un profesor que decía que la literatura era una convención, que al abrir un libro todo lo que pasara allí era verdad, sin importar que fuera verosímil o no (como en el cine cuando se apagan las luces). Pero pues está bien leer y enterarse de que hay gente (personajes de los libros, gente al fin y al cabo) que vomita conejos o gente que nace con cola de marrano o gente que lleva una vida marital con un simio en la selva amazónica, pero no creo que esté muy bien leer y creer lo que le pasa a Francisco Munévar que es un colombiano radicado en New York, nacionalizado estadounidense bajo el nombre de Frank Michalski, que vive en un apartamento en Tribecca -lugar ultra fashion y cosmopolita de Manhattan-, que viaja a Pekín, que es un ejecutivo exitoso como muchos neoyorquinos, que conoce a un discreto magnate chino quien lo invita a su casa a tomarse algo y le ofrece una cerveza Tsing Tao y Michalski responde sorprendido: "-¿Cerveza China?, eso sí que nunca lo he probado". ¡Por Dios, Jehová, Alá, Shiva y Buda! ¿Qué neoyorquino en edad de consumir alcohol, es decir, mayor de 21 años, no conoce una cerveza Tsing Tao? (pp. 100 – 101) ¿Qué neoyorquino no ha pasado por China Town (sur de Manhattan) y ha decidido acompañar un Chow Mein o un simple Chow Fan con una Tsing Tao, que además de ser grande es barata?. Eso le pasará a un turista desprevenido o a un amigo y coterráneo mío, jugador tercermundista de ping-pong que fue a China a disputar un torneo o algo parecido, ¿pero a un neoyorquino?, ¡no! Es más, hasta en los restaurantes neoyorquinos de cocina “chino-criolla”, de cocina peruana-china, “fusión” para ser más sofisticados sirven Tsing Tao y bien fría, o si es de su gusto una Cusqueña. Hasta en el barrio chino de la ciudad de México se sirve Tsing Tao, y fue esa misma Tsing Tao la que patrocinó el desfile del año nuevo chino (año de la rata) en el Distrito Federal. ¿No será igual en New York donde uno además de ver vallas promocionales de Tsing Tao, ve publicidad de la turca Efes o de la dominicana Presidente, por no mencionar Corona, Peroni y Guinness?
Además, ay Santiago Gamboa, que errorcitos tan pequeños pero que saltan a la vista de un lector desprevenido como yo, un lector que nunca se ha terminado Ana Karenina “por falta de tiempo”. Cómo se te ocurre poner en boca de otra colombiana primermundizada, Patricia Durán (a.k.a. Pat Donovan), ex esposa de Michalski la afirmación de que la bandera de los Estados Unidos está compuesta por líneas “azules y rojas”(p. 125). ¿no serán trece barras entre rojas y blancas más un recuadro azul con cincuenta estrellas?, o ¿será que Pat Donovan no está lo suficientemente afectada por el imperialismo, contrario a mi, quien escribe, que sí lo estoy? Somos humanos, y nos equivocamos, a veces la amnesia nos embarga y nos repetimos, pero podemos ser más sagaces y evitarlo, cosa que no ocurrió en la página 119 de Hotel Pekín cuando Michalski entra a los “bajos de un lujoso hotel” que era de “música tropical Caribe” donde “creyó soñar con los ojos abiertos al escuchar a Fruko y sus Tesos”, cualquier parecido con un pasaje de Los Impostores donde en otro bar de Pekín hay una orquesta de salsa compuesta por músicos colombianos es pura coincidencia. Pura coincidencia es también el hecho de que Michalski cruce la mirada con una rubia “que lo miraba con insitencia”, una prostituta rusa que también aparece como personaje común en Los Impostores, “proletaria del amor”, como la llama graciosamente Omaira la cubana, “proletaria del amor” como se le llama a la prostituta, esta vez en Bogotá en Perder es cuestión de método, en fin, prostituta rusa que pasa una inolvidable noche de pasión con el simpático cholo-chino Chouchén Otalora. Solo le faltó decir que se llamaba Irina, exactamente igual a la muchacha de Moldavia que aparece en El Síndrome de Ulises. ¿Repeticiones o simples coincidencias?
Soy un lector [común] herido, quisiera ser el Cóndor Herido de la canción del Cacique de la Junta, pero no, soy una paloma herida de una pedrada que se posa en una escultura creada por un colombiano en la Pekín de nuestros días. No soy crítico de nada, ni siquiera crítico de mí mismo, tal vez soy criticón, que es diferente. Pero no suelo criticar mucho, quizás uno solo critica lo que le interesa. Mejor me quedo callado, es la 1:10 A.M. y ya estoy padeciendo los tres males: frío, sueño y hambre.
Cf. GAMBOA, Santiago. Hotel Pekín, Barcelona, Seix-Barral, 2008.
Esta muy bacana la entrada, no me he leído ningún libro de ese señor, apelaez recomendó los impostores.
ResponderEliminarPille, le recomiendo un blog, blog con nombre muy raro.
ResponderEliminarEse man es mas serio que un hijueputa, plancha con la mano, pero es muy bacano ese blog. Pura seriedad.
Hey ¿vos que sabes que significa la expresion "plancha con la mano"? es para referirse a gente seria, pero no se que significa.
ResponderEliminarGüevón, yo no sé...¿"plancha con la mano"?. Será como que el man plancha la ropa con la mano, sin usar la plancha eléctrica, o será que es mero cascón y a levanta'o a más de uno. O yo no sé, será que es como una celebridad en Laureles y en Belén...yo no sé. ¿Vos qué crees que sea?
ResponderEliminarSupongo que es porque tiene la mano muy dura. Gente con la mano pesada.
ResponderEliminarEsa expresión tiene la virtud de sonar bacano, pero es definitivamente pobre en su significado. Algunas veces es mejor dejar las metáforas a un lado y utilizar en su lugar relaciones de orden, por ejemplo: "es mas serio que un hijueputa".
Pero el adjetivo "serio(a)", también lo he oído empleado de formas como:
ResponderEliminar"Ese man es un pillo serio" ó "tiene una cara de grilla seria", o un man de por mi casa que todos los diciembre se gastaba la prima del trabajo en pólvora decía: "pa este 24 voy a comprar en Caldas unos voladores serios".
Debates inconclusos Juan David!. Pero seguimos posteando. Salud!
hombre, la primera que me leí de Gamboa fue Los impostores y me encantó y luego me compré vida feliz... y luego perder..., después me regalaron la de ulises y esa sí no me gustó. me parece que gamboa se inventó unas cosas en las primeras y luego va rellenando todo con eso mismo. una lástima.
ResponderEliminarlos escritores empiezan bien y luego publican por publicar. eso pasa mucho con los escritores en colombia. escriben cualquier cosita y las editoriales se las publican inmediatamente. otra lástima.
No Márgara...no solo en Colombia.
ResponderEliminarEn otras partes también, aunque guardando las proporciones pues. Tuve una profe que era del Consejo Editorial de Alfaguara, allá en España. Y contaba que desesperadamente llamaban a Vargas Llosa y le decían: Marito, ¿no necesitás de casualidad 300.000 euros? El decía que sí. Y pues le sugerían: Escribíte una novelita, así sea cortica, ¿no tenés apuntes por ahí de algo? Dale, acordáte del apartamento que querías comprar en Liverpool, con eso te alcanza ¿no?.
Pero Vargas Llosa es otro nivel de entendimiento.
Pero de acuerdo, Los Impostores, que cheveridad. Pero sí, puras repeticiones, vamos a ver, este man pronto publicará una nueva novela. Amanecerá y postearemos. Saludes!