jueves, 26 de noviembre de 2009

Homus Suburbanus



Aquí todo se puede, todo se vale. Yo me inventé la categoría del Homus Suburbanus, siguiendo las acepciones de la latinidad para crear adjetivos que denoten un nivel de la humanidad en cualquier nivel civilizatorio.

Yo soy un Homus Suburbanus un Hombre de los Suburbios para ser preciso. Nací, me crié, fuí feliz en un suburbio (mi unidad), un suburbio grandototote. Con el término Suburbio me refiero a estos territorios que estan por fuera de la Urbe, Urbs, más no de la ciudad, Civitas. Es decir, lugares periféricos de la mole urbanística que denota la centralidad en las ciudades grandes (y mas o menos grandes como Medellín), pero que no necesariamente son lugares marginales. A eso me refiero. ¿Me hice entender?

Entonces: yo siempre he sido un Hombre de los Suburbios. En Medellín crecí en un suburbio gigantesco que bien podía ser un municipio, ya que allí viven más de 6.000 personas (de las cuales unas 1.500 eran adeptos al chisme, la habladuría y el embuste). En una ciudad primermundista donde viví, también era un suburbio, pero el suburbio entendido al estilo anglosajón, así como lo que uno consideraba que era el barrio de los Arnold, la familia de esa serie gringa tan increiblemente buena que fue Los Años Maravillosos (nada que ver con esas novelas cacorras sobre médicos y enfermeras y hospitales). Después viví en otro suburbio, esta vez de una ciudad muy pequeña enclavada en un amplio valle del norte de las Motañas Rocosas, pero ese suburbio solo eran cuatro calles y había más mapaches que gente. Después, viví en otro suburbio que tal vez sea el suburbio más grande de Europa Occidental, tan grande como mi unidad de Medellín, pero eso sí, lleno de gitanos, marroquíes, senegaleses (muy buena gente), yemenitas, ceilaneses, filipinos, centroafricanos, gaboníes, coreanos, chinos y españoles pobres. Valga aclarar que aunque este suburbio era muy cosmopolita, no dejaba de ser suburbio, no dejaba de tener una vida propia. Asunto que es bacano porque me sentía como en mi unidad: la misma gente, los mismos personajes pero de nacionalidades distintas. Había hasta el clon de un man de mi unidad, un man que hacía mandados y domicilios en la legumbrería y en la farmacia. Le decían "Corroncho" porque era un costeño de Turbaco que se vino pa Medellín y en esas tiendas de la unidad le dieron trabajo. Allá en el suburbio de Europa el clon era un man de Mauritania que se llamaba Ibrahim y también hacía mandados en una bicicleta roja pero toda despintada ya. Un día yo invité al viejo Ibra a un cigarrillo y le dije que él tenía un clon en mi unidad, en Medellín, Colombia, y el se alegró mucho y dijo que eso merecía una alabanza para el todopoderoso Alá. Claro... no sin antes preguntarme que si Medellín estaba cerca de Venezuela. (Los musulmanes tienen una obsesión con el chavismo, ¡más rara!. Según creo, es porque un día Hugo Chávez dijo en una de sus giras por allá en Omán, que él era el mejor amigo occidental del mundo islámico)

En fin. Cuando me vine a vivir acá, por accidente caí también a un suburbio, uno grandote también en el sur de la ciudad. Recuerden que, hablando en niveles de magnitud, decir "grandote" en México DF, equivale a decir "enormemente gigantesco y desmesurado". Bueno, el caso es que también era un suburbio y la gente no iba al centro. Conocí una vez un man que en su vida había ido menos de 1o veces al centro. ¿Para qué voy a ir? me decía, si aquí en el sur lo tengo todo. Pues eso lo pienso yo también. En los suburbios tuve amigos, novias, iba a tabernas, a billares, tiraba pólvora, hacía deporte, asados y fritangas...Porque en un suburbio hay de todo eso. Lo mejor era llegar del colegio/universidad y ver gente ahí afuera, en las canchas o en las tiendas; hablando, jugando dominó, compartiendo ideas, contando e inventando las historias más inverosímiles que he oído en esta vida. Eso me pasó en todos los suburbios donde viví, lo cual me lleva a pensar que esos suburbios como que tienen un hálito de vida independiente. Uno le preguntaba a cualquier vecina: ¿Ya vio la pista de patinaje sobre hielo que pusieron en el centro? Y ella: -Si, la vi por Televisión.

Desde los primeros días de septiembre deje de ser un Homus Suburbanus, porque me pasé de casá, me cambié, como dicen aquí, para un lugar del centro. Valga aclarar que es el centro de México DF, una enormidad. Pero sí, es el centro, al lado del metro, con los teatros, los museos, los cines, una que otra embajada. Las casas viejas, los bares viejos, los restaurantes viejos, la tradición y la innovación. Las avenidas grandes, los "Griles", las Tiendas de Abarrotes Ultramarinos, la Cineteca Nacional, las Cantinas donde brindaron los revolucionarios de la década de 1910, las vecinadades como la del Chavo del Ocho. Vivo en un edificio de apartamentos grandotes donde muy posiblemente vivió durante su exilio mexicano Ernesto Guevara de la Serna, conocido como "El Ché". Todo me queda cerca, no llego cansado de la universidad, el metro es rápido y no me toca transbordar. Las rutas que comunican con toda la ciudad pasan por aquí, o muy cerca. Si un día quiero comer comida china, argentina, vietnamita, camboyana, colombiana, peruana, mexicana, salvadoreña (riquísima), y otras comidas de otras partes no es sino salir y llego caminando a cualquiera de los restaurantes. Si hago una fiesta todo el mundo sabe donde vivo y caen. Me asomo al balcón* y veo a la ciudad de México cuando es de noche: malandrines, putas, policías y los omnipresentes borrachitos que pasan caminando y temblando del frío.

Sí, ¿no pues qué?... El lugar más central. Pero, antes que nada yo soy un Homus Suburbanus, si, yo sé que soy un montañero pero me hace mucha falta llegar a mi casa y salir a tomarme algo en un muro donde está todo el mundo hablando cosas y muriéndose de risa, compartiendo ideas, contando historias inverosímiles. Yo sé, que desde que no soy suburbano leo más, estudio más, me meto mas a internet, y hasta tengo dizque un blog, pero no, extraño mucho la vida suburbana y no creo acostumbrarme a esta nueva vida citadina.

*La foto que puse en la entrada es lo que veo desde mi bacón si me asomo por la tarde

viernes, 20 de noviembre de 2009

Colombia es Pasión!!!


Aunque ustedes me dirán: ¿De qué le sirve a este bobo opinar sabiendo que ni vive aquí, ni hace nada por esa situación?

Si, tienen razón, pero quería solo hacer un comentario pequeño, una entradita breve acerca de una dirección que conecta a una página que está en esta abrumadora web.
Es un man, como un fotógrafo amateur que se llama Oscar Robles y que se aventuró a recorrer calles marginales de Barranquilla, la capital del departamento del Atlántico..."Puerta dorada de Colombia", tomando fotos (la mayoría de ellas muy morbosas) que son un testimonio irrefutable de la desmesurada y absurda situación que se vive en esta "Colombia es Pasión".

Usualmente uno lee la Revista SOHO, lee y ve medios de comunicación muy idílicos, que ya ustedes saben cuales son, y uno si se hace el desentendido llega a pensar: "eh, pa qué güevonadas pero el país si ha mejorado en estos últimos años...", pero no, ¿cual...?

Empeoró la impunidad, empeoró el desastre, empeoraron los presupuestos. El país en ruinas y su destino en llamas. Un artículo de la revista El Malpensante lo ilustra con mucha sobriedad, me gustó mucho como su autor lo expuso, brevemente, sensatamente, sin pasiones ni estribillos, sin ser quejumbroso, quiero decir. Más bien en un tono digno pero con en hálito de decepción absolutamente contagioso.

Lo que tienen en común el artículo de Felipe Escobar y las fotos de Oscar Robles es el asunto de la indigencia. Que hijo-de-puta testimonio. Me masacró el alma. Y claro, sí, yo sé. Si he visto gamines, si he visto indigencia y mutilaciones. Pero la verdad es que no quería que me lo recordaran, pero ya que lo hicieron pues me atrevo a decir que esto se quedó sin arreglo.

Las cifras actuales en Colombia muestran un número escandaloso: más de 8'000.000 de indigentes (ocho cero cero cero cero cero cero)=(ocho millones), y somos 45 millones. Eso no equivale a porcentaje alguno. Su único equivalente es a una catástrofe, una catástrofe que es el monumento más nítido a la irracionalidad. Es decir. Ocho millones de personas es juntar la población de Medellín y multiplicarla por cuatro (x4). Osea, una ciudad del tamaño de Bogotá pero solo poblada de indigentes. De gente que busca comida en la basura y que en la mayoría de los casos es drogadicta, por no mencionar las complicaciones de salud que debe afrontar sin amparo alguno.

Como dice un buen amigo mío: "esto ya no funcionó, hay que emigrar, es que esto es un mal chiste". Perdón si estoy muy negativo, si hiero a alguien con mis comentarios. Pienso en una teoría de una historiadora gringa que se llama Leslie Byrd Simpson, que habla de los "Many Mexicos", yo manipulo su teoría y la adapto a mi país, las "Many Colombias" que uno ve y tiene en frente pero que se rehusa a aceptar.

Colombia es Pasión, si, estoy completamente de acuerdo. Nunca lo había estado con éste régimen de Seguridad Democrática.

Sí, Colombia es Pasión, es como la pasión de Cristo: un martirio, un calvario el hijueputa...

domingo, 8 de noviembre de 2009

!Valientes Cacorradas!


Valientes Cacorradas. Bien lo ha dicho Juan David, el bloguero de Medellín. Esa expresión justamente la estaba buscando para tratar de exponer un problema (un "mi" problema) que tengo con las Valientes Cacorradas que se le ocurren a la gente de Medellín. Estoy seguro que a la gente de otros lados también, pero a ellos no los juzgo porque en realidad no los entiendo mucho. Solo creo que entiendo a la gente de Medellín y en parte a los defeños (pero muy poquito, en realidad).

En su última entrada Juan David habla muy claro de aquella cacorrada que se volvió muy de moda en Medellín y es el tal Fondue (Fondiú), toda una cacorrada, estoy de acuerdo, que si es rica -para qué pero si lo es- pero que es como un guiño que demuestra una sofisticación innecesaria y artificial. Se reunen seis o siete cacorros y cacorras y cacorrones a derretir cualesquier queso y a sumergir cosas comestibles en una ollita y a hablar maricadas. A contar chismes. Pero ese no es el problema. El problema es que lo que termina siendo vilipendiado es por ejemplo cuando uno invita a una amiga a comer patacones con hogao o empanaditas de San Joaquín y eso le parece como mañé, porque claro la cacorra tiene a sus amigos cacorros a quienes les encanta las cacorradas como el Fondue, pero las cositas que también son buenas y sabrosas pero originarias y autóctonas de nosotros son, por antonomasia, peyes.

He llegado a notar por ejemplo a una cacorra con su novio cacorro decir cosas como esta:
-Güevón, tenés que ir a comer fríjoles al restaurante que queda al lado de la Piloto. Güevón son la-lo-cu-ra. Osea, lo que pasa es que uno leyendo aquí no lo entiende, pero la cara que hacen cuando dicen "fríjoles y la-lo-cu-ra" es como dándole a entender a uno que los frijoles son todo un exotismo para el menú tan variado que ellos deben tener en sus casas. Osea: El cacorro y la cacorra en su encacorramiento desayunan pancakes con dulce de membrillo y jugo de naranja orgánico. Almuerzan esturión del mar Cantábrico con puré de garbanzos y cenan (porque no comen, cenan), sopa de nido de golondrina con fideitos de Camboya. Y claro, por eso los fríjoles de al lado de la Piloto son toda una novedad, un exotismo, la complejidad de lo cotidiano. Como si no se pudieran ir para El Incendio* a comerse unos verdaderos fríjoles, o como si sus mamás o abuelas no hicieran de eso. Otro día un cacorro me estaba hablando de lo bien que se sintió porque ese día no comió en no sé dónde ¿El Herbario? sino que se fue a comer al Alto de Las Palmas y que pidió mazamorra..."Güevón pero es que típico con mazamorra eso es muy llenador" decía el gran-cacorro. Claro que es llenador, pero lo dice como si eso fuera una sorpresa, como si eso fuera como una ofensa a su paladar y estómago acostumbrado a deshacer los mariscos más delicatessen del Pacífico sur. No pues, que cacorrada.

Otro gesto cacorro que me emputa, que son muchos los cacorros que son felices con cuanta cacorrada nueva abren allá. En estos días estuve conversando por messenger con un amigo. El me contaba que cuando le pagaron su salario lo primero que hizo fue irse para un lugar que se llama Hooters, que está, según me cuentan, recién abierto en Medellín. Yo le dije: ¿Parce, y la pasaste bien? Si güevón, super chimba porque es como muy exclusivo, muy caché. Y yo le dije: pues será exclusivo allá porque eso es de mañés en la USA y por aquí también. Allá no van sino puros mañés a ver partidos y a tomar cerveza y a gritar. El man como que se enojó, porque lo que el entiende por mañé, no es lo mismo que entiendo yo. Pero bueno, no quise arriesgar mi amistad con él por esa discusión.

Pensé además en el día en que abrieron Carrefour. La gente enloquecida, furiosa, furibunda, demencial...La 65 se paralizó porque todo el mundo se volcó a comprar güevonadas allá. También pensé en la familia que se va toda arreglada a comer a McDonalds. Y desde luego pienso en cada uno de los indigentes que están a la entrada de todos los McDonalds de la USA mendigando monedas para entrar a comerse la hamburguesa que vale 1 dólar. También pienso en una cacorra que decía que a Medellín le hacía falta un Starbucks. Yo sinceramente tuve ganas de ahorcarla. O un doble-cacorro también dijo un día que Medellín es otra ciudad desde que abrieron Blockbuster. Jueperra, esos son los momentos en que maldigo la muerte de Stalin.
Bueno también me acordé de Juan David Velez cuando mencionaba lo del cacorro GPS que ya todo el mundo anda con esa cacorrada pegada del parabrisas de los carros. No, pues cuidado se pierden cacorros y cacorras en la inmensidad de Medellín. Cuidado el hijo de la granputa-cacorra GPS les tiene que estar recordando que avenida La Playa es en un solo sentido.

Las comparaciones son odiosas en todos los sentidos. Pero me sorprende mucho la capacidad de deslumbramiento que tenemos en Medellín. Recuerdo un man de mi unidad que hace años llegó estrenando un Ford Fiesta. Antes al man lo apodaban de varias formas: Minero, Lanchero, y hasta un día supe de alguien que lo llamó Gaminator (osea, Gamineitor), pues el man era morenito y como más bien andrajoso. Pero resulta pues que el Ford Fiesta se lo ganó en una rifa, creo que la mamá. Y ese man, paso de ser Minero, Lanchero y Gamineitor a ser, simplemente, dizque "El Hijo". Ya le decían "El Hijo", que El Hijo, bailó, que El Hijo cantó, que El Hijo se está chupando a no sé cual. Y yo un día pregunté: ¿Minero va a jugar? y un man que se había convertido en su mano derecha me dijo: ¿Minero? ¿Cuál Minero? No, a ese man ya se le dice es "El Hijo". Yo pregunté: ¿El Hijo?, ¿hijo de quién?... y bueno, se enojaron conmigo. Hijo de ellos sería, manada de lambones. Y lo peor era que Minero se las creía todas. Hasta que la desgracia volvió a rondar su hogar y el Ford Fiesta lo tuvieron que vender porque no tenían ni para la matricula de los hermanitos de Minero (al hermanito mediano le decía Minerito o Lancherito). Ja, ja, ja. La Tragedia del Minero, como ese cuento tan chimba de "Efe" Gómez.

Bueno, no sé, yo tengo insomnio porque hoy hice siesta. Pero a lo que quiero llegar es que esa novelería tan afiebrada de Medellín tiene una gran virtud para quienes la protagonizan, es decir para los que la introducen, y es que en Medellín a las cosas peyes las vuelven chimbas, les sacan una reputación inmerecida. Pero seguro yo estoy equivocado. Y afortunadamente esto es un blog de ocurrencias que no le importa a nadie, y no es un examen, ni un cacorro "protocolo" de esos que me piden en la universidad. Pero si les pido a los que lo leen que comenten esta entrada, que yo quiero saber qué opinan, quiero conocer la verdad que surge después de las confrontaciones ideológicas. O desilusionarme por completo y dejar este mundo por entender que lo que escribí también es una Valiente Cacorrada. !Coménten pues a ver!

*El Incendio es una CHIMBA de restaurante que queda cerca de la Plaza Minorista. Los fríjoles que venden allá superan absolutamente a los de Mondongo's, Hato Viejo, El Rancherito, y que tristeza decirlo, también a los de mi hermosa abuela paterna Blanca Inés Henao. Pero así es la cosa.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Night Stalker, poeta!


A veces me pongo a pensar en que no es del todo bueno querer ser como la gente buena. Está bien, la gente buena es buena porque no le hace daño a nadie, la gente mala es mala por lo contrario, supuestamente. Este señor, el Night Stalker* de Los Ángeles, California es un señor malo. Malo malo, aunque no tanto como otra gente mala. Ahora está recluido en la prisión de San Quintín, en San Francisco, California y fue condenado a 19 penas de muerte (los gringos si saben lo que es Justicia). Me conmovió mucho algo que leí, pronunciado por él cuando compareció ante una corte judicial mostrando en la palma de su mano el trazo de un pentagrama: escena inmortalizada por ese gran dibujante que es Chuck Hodi.

"¡Legiones de la noche!, ¡Razas de la noche!,
no repitais los errores del Night Stalker
y no concedais clemencia alguna...
Yo seré vengado. Lucifer está con nosotros!"

No sé, me pareció como poética y yo no soy para nada oscurantista. La leí en voz alta y sonó bacano. Es que a veces a mi me parece que no queda otra opción que volverse malo, por lo menos para ser más malo que los que han sido malos con uno y con la otra gente. Y claro cobrar el mas dulce de los pagos: la venganza.

La gente mala también puede hacer buenas cosas. Este man es malo, pero hay gente que si ha hecho cosas mucho peores, mucho más asquerosas y mucho más hirientes para una sociedad.

Y bueno, mientras el mundo espera por su ejecución, yo aplaudo al poeta Ricky Ramírez, The Night Stalker!

*El Acechador Nocturno