miércoles, 9 de junio de 2010

Juegos y diversiones del ayer


Vuelve y juega. Yo soy un cucho y tengo un montón de achaques ya. Hace unos días estaba pensando en que uno termina por aceptar un montón de cosas que años atrás negaba radicalmente. Según yo, solo oiría punk y hardcore toda la vida. Ahora también oigo dizque el tal Indie y hay una bandita más buena que se llama Beach House que me gusta bastante. Los papás de uno le dicen: "yo también juí muy loco, así como usté y me juí echando dedo hasta Santa Marta un día y soplé maracachafa con mis amigos". Hoy ya no son nada de eso. Se duermen a las 10 PM, adquirieron responsabilidades (uno sigue siendo una de ellas) y ya no hacen lo que hacían en la mocedad. Todo cambia, cambia y cambia. Bien lo ha reprochado bellamente San Fernando y bien que lo saben los historiadores. Pero yo quiero es renegar por el cambio desde un punto muy específico. Y es que hace poquito fui a un parquesito que queda por mi casa: muchos árboles, pasamanos, columpios, mataculines, jueguitos de esos todos bacanos... Yo jugué ahí con otro amigo y nos divertimos mucho. Estabamos él y yo y había como puras parejitas por ahí haciendo cosas tipo bluyniada y pico babeado en público- y hablando (recuérdese que la capital del amor no es París, no señor, es México DF). Me sorprendió mucho que en ese parque tan chévere no hubiera ni un solo niño. Ni uno solo. Era sábado, por la tarde y ni un pelaito jugando ahí. Pero eso sí, todos los niños arrumados, apeñuscados en un lugar al lado del parque donde alquilan XBoX, y Wii y juegan en línea y dan chumbimba y meten goles y dan pata y puño y sueltan poderes como lo hacían los ya veteranos de Street Fighter II, Mortal Kombat y Killer Instinct (mi favorito era Chief Thunder, un combatiente mohicano).

Yo sé, a mi también me tocó el Atari 2600, el Nintendo, el Sega (Genesis y Máster) el Super-Nintendo, el Ultra 64, y el Play Station 1. Hasta ahí llegué. Pero yo me acuerdo que uno si jugaba mucho con esos aparatos pero también jugaba fútbol, pistoleros, policías y ladrones, escondidijo, "boy" (conocido también como "Pelota Envenenada"), botatarro, ordeñao, fierrito matemático, chucha-propaganda, chucha-mantequilla, chucha-cogida y seguida... Me acuerdo de un man que caía a mi unidad y que decía que en el barrio de él (Belén Malibú), era super común jugar chucha-americana, chucha-china y mano peluda, que las niñas de por allá eran muy vanguardistas y que se le medían a todos esos juegos, que envidia tan hijueputa, porque las de mi unidad eran puras monjitas más antipáticas...

Insisto. Yo si tuve todas esas consolas y hasta tuve gameboy y "miniataris" de los que vendían en El Diamante, marca Nintendo o márca Casio. De esos últimos recuerdo tres juegos: Kung-Fu, Western Bar y, mi favorito: SL. Bankman: uno era un tren que recogía bolsadas de billete verde por los bancos de los pueblos de Missouri y tenía que sortear obstáculos como no caer al río, no chocarse con un puente levadizo, no atropellar una vaca, y sobretodo, no dejarse coger de otro tren lleno de bandidos que lo atracaban a uno y otra vez a empezar de cero... Yo jugué de todo eso, pero también me divertía mucho en la calle hasta después de la media noche que mis papás me entraban (tristemente). Y todos mis amiguitos también jugaban en la calle y también le daban a los videojuegos, pero creo que los niños de mi generación valoraban más la calle que las pantallas. Los videojuegos son buenos, pero la calle es mejor, los amiguitos son mejor.

Mi juego favorito, un juego que todavía me gustaría jugar así de viejo, por emocionante y porque uno ahí si sentía que era tener poder y abusar del mismo: "Esconde-la-correa". Ese era mi juego favorito. ¿Lo recuerda? Un samaritano escondía una correa en un lugar muy recóndito. Los demás no veían dónde la escondía. El samaritano decía "ya" y todos los demás tenían que salir a buscarla, mientras que el que la escondió fungía como juez, diciendo: frío, frio, tibio, tibio, caliente, caliente... Unas analogías que denotaban la cercanía de un jugador al lugar preciso donde estaba escondida la correa. Y cuando estaba a muy poca distancia de ser hallada decía: hirviendo, hirviendo, se quemóoooooo... Y a correr se dijo. Porque el que la encontraba empezaba a repartir juete al por mayor. A mi me encantaba encontrar la correa. Juetié a más de uno y un día le dí con la hebilla a un pirobo que me caía mal. Uno tenía que salir corriendo mientras el otro lo corretiaba. Había que buscar el "tapo" o ya no me acuerdo cómo se llama el lugar que uno escogía como lugar de salvación pa' que no le dieran más rejo a uno. Un día durante un juego juetiaron mucho a un man y cuando él volvió a la casa la mamá vió que tenía meras marcas en la espalda, en la nalga y en las piernas y la mamá le preguntó que quién le había hecho eso, y ese marica por encubrir a todos los que jugábamos le dijo a la mamá que un celador de la unidad lo había juetiado porque lo pilló cogiendo mangos, y la mamá enfurecida le creyó y le mandó mera carta a la administración. Otro día un man ahí, primo de un amigo mío, criado en Yarumal, jugó. Pero ese man si sabía lo que era voliar zurriago y un día encontró la correa y le pegó un juetazo tan, pero tan duro a otro mancito que lo puso fue a llorar y entre lágrimas la víctima decía dizque: "ay, ay, este man me secó, me secó". Yo nunca entendí esa expresión. ¿Me secó?, ¿cómo así?. "Esconde-la-correa" si que era un juego maravilloso.

Pero además de los juegos estaban las maldades. Tirar huevos y hacer "peos químicos" con limón y azúl de metileno que eso olía horrible. La peor maldad que hice fue pegarle un chicle a un french poddle de una niña que se llamaba Maria Alejandra. El perrito se llamaba "kiko" y era super gruñón. Como de esos perros que no soportan la bulla y se enojan. Le pegué un chicle y lo trasquilaron. Yo sé que muy gonorrea yo, pero bueno. Ya la vida me las ha cobrado. También me acuerdo que en los días de los niños, halloween que llaman, los 31 de octubre uno iba a pedir confites (no faltaba el conchudo que pedía hasta plata), y la cancioncita era: "triki, triki, halloween, quiero dulces para mi, y si no me das, se te crece la nariz". ¿Si era así?, pero si me acuerdo que esa canción tenía una variable mucho más acorde con lo que uno quería: "triki, triki, halloween, quiero dulces para mí, y si no me das, quiebro un vidrio y salgo a mil". No como esas maricaitas que cantan los niños de ahora, o bueno, los de hace unos pocos años, embadurnados por ese discurso cacorro de la tal No-Violencia, dizque "quiero paz, quiero amor, quiero dulces por favor" ¿Por favor?... Cual, dar dulces era obligatorio y si no, aténgase vieja tacaña o tendero marica que pata es lo que le va a sobrar a esa puerta, y si hay un buen lanzador con puntería de gamín, chao vidrio.

Uno fue creciendo y le empezaron a importar otras cosas. Pero la calle fue fundamental. Y reitero, los videojuegos eran buenos, entretenidos, bazuco electrónico, pero nada de eso se comparaba a esas noches interminables siendo policía o ladrón, o repartiendo bala imaginaria escondido en matorrales y trepado en árboles de níspero fraguando una emboscada para el enemigo. Pues todo ha cambiado mucho por lo visto. La tecnología superó la inventiva de los niños y la capacidad de ser felices en la calle, o no sé si estoy equivocado, eso es lo que he notado. Hay un escritor argentino de cuentos para niños que se llama Gustavo Roldán, publicó un librito hace casi 30 años que se llama El monte era una fiesta*. De ese librito, que fue el primero que me leí, recuerdo una frasesita que seguramente la repetirá un viejo como yo en el año 2073, si es que todavía es el humano y no la cucaracha la que reine sobre el ancho mundo: "¿Juegos? juegos eran los de antes".
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*ROLDÁN, Gustavo. El monte era una fiesta, Buenos Aires, Ediciones del Malabarista, 1983.

19 comentarios:

  1. Yo salía mucho a la calle también. Jugaba futbol y montaba en bicicleta. De los juegos jugabamos: chucha normal, escondidijo, ponchao, quisbol (beisbol con el pie), ¿jeimi?.

    En bicicleta jugabamos un juego que se llamaba "cerrando", que era de equilibrio, en un espacio pequeño cerrar a los demas para que apoyen el pie en el suelo.

    En 1982 paso algo en Medellín, hubo una ola de secuestros o algo, mis amigos y yo eramos pura clase media pero no nos dejaron salir por dos meses por ese motivo, en serio. En la casa de un amigo habia patio pero no se podia jugar futbol en ese patio, no se porque, entonces pusieron el soporte de una matera en la pared para jugar basquetbol ahi en el patio de la casa de el.

    Casualmente, por cosas del facebook volvi a jugar futbol, entre los que jugamos esta el dueño de la casa del patio, yo no lo veia hacia muchos años, yo no jugaba futbol con el desde 1985. Y todavia me acuerdo que era zurdo y que el era el portero, todavia tapa.

    Tambien jugabamos policias y mafiosos (¿eramos unos adelantados?), de verdad, policias y mafiosos, no policias y ladrones. Yo quería ser policia y dos amigos querían ser mafiosos, asi que jugabamos sin problema.

    Tambien hablabamos mucha mierda. Uno de los amigos era dos años mayor que yo, eramos muy amigos, el me decia cosas de porque estabamos aqui en el mundo, en serio, el se inventaba tremendas historias al respecto. Hoy en dia el es profesor de filosofia, en los ultimos 25 años lo he visto por ahí 10 veces, pero hasta los 11 años eramos los mejores amigos del mundo, hace poquito me lo encontre.

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  2. Si perdia materias el castigo era no poder salir a la calle. Pero musica y dibujo no se valían, podía perder música y dibujo, eso debido a mis nulas capacidades artisticas. Yo perdía música y dibujo.

    Los días de entrega de calificaciones los amigos del colegio ibamos a jugar fútbol, un amigo me decía: "hermano, tenemos que ir a jugar porque desde hoy quien sabe cuando me dejaran volver a salir". Ese man y yo eramos muy amigos desde niños hasta la juventud, dejamos de ser amigos por ese cuento de "vos sos un yupi" "vos sos un hipster", que guevonada, y que guevonadas las que estoy diciendo.

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  3. Hay niños que incluso jugando no se ensucian, no se porque, es como una tendencia a la impecabilidad (de impecable). Yo si me ensuciaba. Varios años despues de ser niño, por ahi 10 años despues (de los 11 a los 21 años), me encontre con un amigo de juegos que no veia desde ese tiempo, el man todavia era impecable, como todo organizado, yo le hable de eso, de mi "teoria" de los niños que nunca se ensucian. Despues le pregunte ¿oi, pero a vos te gustan las perras?, yo queria saber eso, al parecer a el ademas de ser impecable le gusta generalizar, porque me dijo "pues claro, a quien no le gustan las perras".

    (que pena cojer de parche el bló de Sebastian, pero el y Margarita han dado permiso para conversar en sus respectivos blos, pero no sobran las disculpas porque eso tiene algo de maleducado).

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  4. Mire que curioso, usté que es muy patojo todavía ya siente nostalgia por los juegos de la infancia, imagínese yo, que solo jugaba canicas, fabricaba mis trompos y capiruchos, a lo más que llegué fue a soldaditos de plástico, nunca, pero nunca, tuve acceso a los videojuegos, porque no existían cuando era patojo.

    En Guatemala hay algo más, los patojos ya no salen a la calle porque las calles se llenaron de carros y maleantes, cosas del desarrollo.

    Antes no había mucho carro, entonces uno pateaba la pelota todo el día en la calle.

    Creo que sentir nostalgia por los viejos tiempos es señal de que se está madurando, o poniéndose uno viejo.

    Salú pue.

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  5. ¿Policías y Mafiosos? uyyy marica. Que elegancia. Yo como era de suburbio, todos esos nombres de los juegos llegaban trastornados. Pero claro que me acuerdo de "Jeimi": derribar una torrecita hecha con pedazos de baldosa y lo que vos decías "quisbol", yo me acuerdo que lo introdujo un man nuevo que llegó a vivir a la unidad, pero yo entendía, que debía ser "kickball", supongo.
    Yo también tenía un amiguito que era como todo científico. Le pedía telescopios, microspcopios, lupas, y cositas así al niño dios. Y ese man es de mi misma edad pero me da mucho pesar porque conoció a una vieja por ahí y esa vieja lo indujo al vicio. Y ese man parce dejó todo y no estudió nada y ahora tiene un trabajo todo peye. A mi me hubiera gustado que él fuera un investigador bien teso.
    Y nada, pa' eso es el blog. Pa' cogerlo de parche... Relajao pana.

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  6. Don Johan:

    Usté lo ha dicho. Lo que pasa es que tengo mucha aversión a la palabra "madurar", pero de que uno es más viejo, claro que si. Pero a veces sentir que uno ha crecido es interesante.

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  7. varias cosas, a saber:
    1. se secó, es cuando los niños se ponen a llorar y no pueden respirar.
    2. la chucha china es un mito. es más, la chucha americana era un evento rarísimo.
    3. eso de paz y amor es una canallada, home. rompo un vidrio y salgo a mil es la verdadera.
    4. en mi casa también hubo consolas de videojuegos y miniataris y nosotros también salíamos a montar en bici a jugar y a veces hasta acampábamos en las mangas de la unidad.
    5. La televisión ahora es otro asunto. a mi me tocó la televisión educativa, que se acababa a las 4:30 de la tarde. había que jugar y no habían tantos canales, sólo dos.
    6. uno cambia y cambia mucho. lo de la música es un sólo un ejemplo. pero no creo que uno cambie como cambiaron los papás. ve uno que la gente se vuelve como aburridora, supongo que en parte son las responsabilidades, pero yo veo que muchos amigos con dichas responsabilidades siguen saliendo, parchándose, bebiendo, hacen fiestas, etc.

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  8. Márgara ¿Pero vos llegaste a jugar chucha-americana? Parce, tenés que contar cómo era, porque eso en mi infancia era un juego que jugaba el amigo, de un primo de la cuñada de mi vecino y así sucesivamente... Núnca conocí a nadie, nisiquiera cercano que hubiera jugado.

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  9. La verdad o se atreve estará vigente?

    Ese juego debería perdurar hasta la adultez.

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  10. Sebas,

    Buscate Manrique's micros y otros cuentos neoyorquinos, del recientemente fallecido Jaime Espinel, alias Barquillo.

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  11. A mí no me gustaba correr, jugar escondidijos, chucha ni nada que se pareciera. A la finca me iba de vestido porque me negaba a tener blue jeans. En mi casa hubo parabólica desde que tengo memoria y crecí viendo Winnie Pooh en vez de la Abejita Maya.

    Sin embargo, salía a jugar sola cantándole a las flores, o reclutaba a mis hermanitas para que jugáramos que éramos princesas, sirenas o "niñas perdidas en el bosque". Con una amiga del colegio y de la unidad, jugábamos imaginando que éramos médicos griegos (leíamos Ásterix)y nos vestíamos con pañoletas y tomábamos agua en la que hervíamos hojas de la mitad de las matas que había en el parque.

    En la finca jugaba al juego de la oca con mis primos, haciendo cosas que me daría físico miedo hacer ahora. Los niños no tienen conciencia de que se pueden matar si se tiran de una rama de un árbol a dos metros de altura para caer sobre una hamaca.

    La televisión y los videojuegos son un recuerdo borroso comparado con el montón de juegos locos y bacanos que jugué cuando estaba chiquita, y eso que no me gustaba correr.

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  12. Sabés, Sebas, que mis amigos en Australia tenían la misma preocupación. Los niños ya no juegan en la calle, no hay que ponerles hora de entrada porque siempre están adentro. Creo que Johan tiene mucha razón y la culpa puede ser que ahora vive mucha más gente en las ciudades y tienen más carros; además del aumento de la inseguridad y demás males del mundo moderno, creo que han hecho que los niños hoy vivan menos la calle. Y como vos, tampoco creo que sea culpa de los videojuegos. Yo hice el mismo recorrido que vos en consolas de juego, pero no paré en el playstation, he seguido actualizándome. De hecho, después de que me fui a vivir con mi novio --con el que ya me casé--, el primer regalo de navidad que me dio fue un xbox, pero el sí es más bien malito pa eso. Y mi hermano, que es mayor que yo, también está casado, tiene una hija y compró el xbox 360 -para él, no para para su hija-. Pero bueno, esto va a que fuimos, como vos, jugadores incansables de videojuegos, pero también jugadores incansables de calle. Como mi hermano mayor es un tipo simpatiquísimo y yo soy mala leche de nacimiento, entonces yo no tenía amigos propios sino que jugaba con los de mi hermano, por supuesto, puros juegos de niños, entre ellos fútbol. Por ahí hasta los 8 o 9 años yo jugué fútbol con mi hermano y sus amigos y seguro que no era tan, tan mala, porque siempre me dejaban jugar. Lo más charro es que al final del partido yo me quitaba la camisa como todo el mundo y nos sentábamos en la tienda de la esquina a chupar bolis.
    Acá en Ginebra creo que es una política municipal que todos los colegios, por lo menos de primaria, tienen que hacer una salida periódica con los niños. Incluso en la parte más fría del invierno, uno se encuentra filas de niños por la calle, o en los buses y parques, porque les parece fundamental el desarrollo al aire libre. En mi caso, si hubiera sido por el colegio, nos momificamos ahí adentro, porque yo no recuerdo una sola salida escolar, ni siquiera a Comfama.

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  13. Juanchito:

    La verdad o se atreve... Yo creo que sigue vigente pero debe jugarse a escondidas, quién sabe. Entre los adultos, ni idea. Aquí en MX hay un juego parecido que se llama "Yo nunca-nunca" y es de decir cosas que supuestamente uno no haría o no ha hecho, pero es lo contrario: Yo nunca-nunca he robado en la panadería de Wal-Mart, por ejemplo. Ese juego es de adultos y se suele hacer en fiestas y así. A veces pasa que el alcohol interfiere mucho en las confesiones y empiezan a pasar cosas entre los participante. Pero a mi no me ha tocado, me han contado.

    Pablo:

    Si, recuerdo ese librito, de la Colección de Autores Antioqueños. Algún día me lo recomendaron, pero jamás lo he leído y por aquí creo que es duro de encontrar. Gracias pana.


    Lalu:

    Los juegos de finca son bacanos y lo fortalecen mucho a uno, uno termina por ser un entrenado en el campo y en la ciudad hace cosas más temerarias. Yo en una finca que tuvo mi papá aprendí a torear terneros con una toalla roja, un primo me enseñó y le perdí miedo a la toreada. También era capáz de coger cucarrones y ponerlos a pelear.

    Mónica:

    Chévere lo de los videojuegos. Yo también quiero ahorrar para un XboX y dar bala en Halo 3.

    Pero mirá que lo que dice Don Johan de Guatemala y lo que decís vos de Australia es verídico, si. Inseguridad, más carros, ensanche, desarrollo y esas cosas hacen que los papás sean más paranóicos con los niños. Sin embargo, yo pasé mi infancia en la Medellín de los 80's y principios de los 90's: El racionamiento, la Hora-Gaviria, bombas y petardos por todo lado, bandidos, robos de carros, bala, el Cartel, los combos... Por mucha unidad clasemediera que fuera la mía, allá pasaban muchas cosas que eran ejemplo de la situación de aquellos años, y todos salíamos a la calle, hasta tarde. No sé si sería ingenuidad de los papás, o es que no estaban totalmente afectados por la paranoia.

    En fin, gracias por comentar calidosos

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  14. la chucha americana sí se propuso en mi unidad clasemediera, yo siempre dispuesta pero no podía ser la única niña: todas se quitaban.

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  16. Sebas,

    Usá tus oscuras influencias en el mundo del contrabando antioqueño y hacete al librito de Jaime Espinel. Y mucho cuidado: no confundir con Jaime Espinal.

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  17. En Guatemala también se vivió el tema de los atentados terroristas y las explosiones de bombas en edificios y en los parques, los secuestros políticos y cositas de la guerra.

    Eso no amedrentaba a los patojos, todos salían a la calle, todavía en los 80s, y los papás no tenían el miedo que tienen ahora.

    Lo que sucede es que la delincuencia ahora es mucho más y afecta al ciudadano común, a todo mundo pue; los patojos no pueden estar en la calle porque les roban hasta los zapatos, por eso es que los papás de ahora ya no los dejan salir; a menos que vivan en una colonia cerrada, con garita de entrada, dos policía en la puerta y otros dos que van haciendo ronda, y circuito cerrado de TV.

    Pasa en Guatemala, pasa en Australia (como dice Mónica), pasa en las películas, pasa en la vida real.

    Salú pue.

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  18. Mira que tienes un blog. No lo había visto y se ve interesantísimo. Pasaré con más tiempo a echarle un ojo con mucho cuidado. Un saludo.

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  19. Qué chimba de entrada Sebas. Todas son chimbas. Yo tenía un cassette que se llamaba "El punk apesta pero no muere" y era una recopilación de punk mejicano. No recuerdo casi los nombres de los grupos. Había uno que se llamaba Pajaro Slam y otro dizque Rebel Punk. El caso es que había una canción, un cover de Sick Boy, el tema de Charged G.B.H; sí se acuerda, el tema que dice: “I am sick boy and there is no cure. I am sick boy and should be more”. En fin, el tema de la recopilación esta de punk mejicano canta más o menos así: "Estúpidas máquinas de video que no te dejan pensar, saturan tu tiempo, dividen tu mente... Tú piensas y dices yo soy el mejor… Ahora estás solo, aislado te encuentras, tu gente te busca, pero estás perdido, porque es tu final... Y el coro decía: "Chavo enfermo, no te dejes controlar, chavo enfermo, no te dejes controlar".
    Vos sabes que yo nací en 1985, el año en el que Nintendo lanzó su primera consola. NES, la caja gris que funcionaba con bloques de 8 bits, si no estoy mal. Mi hermanita tuvo unos años después una jueguito morado, plano y con botones rojos, llamado Game and Watch, también de Nintendo, en el que Snoopy encaramado en un árbol jugaba tenis contra Carlitos. Pero nosotros no tuvimos NES si no hasta los noventa. Y esto es lo que te quería decir, que me parece curioso: el nacimiento de Nintendo no es tan reciente, pues se remonta hasta el siglo XIX, cuando le sacaban naipes hanafudas a los casinos Yakuzas. Por eso su nombre, Nintendo, quiere decir “la suerte que cae del cielo”.
    Yo pienso en estos chinos como pequeños ludópatas, como esos cuchos que se gastan la plata en los casinos con esas máquinas traga monedas. No creo que sean de la misma naturaleza de los juegos de azar, pero en todo caso como decís vos, son todo un bazuco electrónico.

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