Reconozco que el azar me trajo aquí. Tenía planeado irme a compartir un apartamento con un amigo que se llama Paco y así fue.
Quedamos en eso, en conseguir un apartamento y compartirlo. Fijamos los límites geográficos y después las fechas del trasteo.
"Buscaremos en ese cuadrado que se forma al norte con la Avenida Insurgentes, al sur con la Avenida Cuauhtemoc, al oriente con la Avenida Obrero Mundial y al occidente con la calle Felix Cuevas". Eso me dijo mi amigo Paco, pero además sentenció: un amigo más se viene con nosotros.
Empezamos a buscar apartamento dentro de ése perímetro que engloba a varios barrios o colonias como aquí les dicen: Piedad Narvarte, Narvarte Poniente, Del Valle Poniente, Colonia Álamos. Vimos varios apartamentos y todos todos se salían del presupuesto que no podía sobrepasar los 600 dólares. Uno de los apartamentos que vimos, ubicado en la esquina que forma la calle Obrero Mundial y la calle Tanana nos interesó. Preguntamos, el precio muy bien, la ubicación excelente, cuarto piso, salida a la azotea, estacionamiento, pero los vecinos eran todos gente "ya mayorcita" y la dueña del apartamento que para nuestra desgracia vivía en el primer piso del edificio dijo: "aquí nada de fiestas, nada de mascotas, nada de ruido". Mejor dijimos que no, que pereza esos vecinos y seguimos buscando.
En la calle Diagonal San Antonio yo ví un edificio, de esos edificios como jodidos, de puerta metálica y negra, que parece la entrada a una de esas ciudades perdidas del centro, que tiene en el primer piso un local donde textualmente se venden "sweateres y abrigos de lana clásicos", que tienen maniquís con pelucas de copete. Ahí había un apartamento desocupado, justo en el cuarto piso. Llamamos, preguntamos, nos lo mostraron... Una cosa gigante de 134 metros cuadrados, con ventanas que se abren de par en par, con tres habitaciones, dos balcones, un baño amplísimo, una cocina equipada, piso de arabescos, y habitaciones con closet y piso de madera, no de esa duela laminada, no señor, de madera madera que cruje y chirrea cuando uno camina. El precio, módico, 550 dólares. Se ajustó al presupuesto y lo tomamos. Es un gran apartamento, un lugar delicioso y central. Ahora tiene de todo, televisor, dos sofás, comedor, matas, nevera, despensa, pero lo mejor es su vista.
Y es que la vista que tiene el apartamento es una elegancia porque está ubicado en la Colonia Narvarte Poniente, donde todavía el código postal comienza por cero, donde todavía huele a barrio, a cantina, y donde todavía fían en las tiendas. Ese es mi barrio y lo quiero mucho. Tiene un parque muy bonito bastante cerca, el parque Las Américas donde uno puede ir a trotar o a hacer barras o a comerse un sánduche o un heladito de grosella. Este barrio no es como los otros, y espero que no se vuelva como esas colonias vecinas, como la Roma o la Condesa, o la Doctores, que me da miedo. No, la Narvarte todavía es un barrio sano, y todavía viven familias, yo sé que por culpa de uno es que los barrios se van transformando y ya donde había una tienda ponen un Starbucks, y no es que a mi me guste el café, ni mucho menos el Starbucks, es que la especulación inmobiliaria hace que eso ocurra, que se llenen barrios de gente soltera, sin responsabilidades, que no cocina sino que "manda a pedir" la comida, que trasnocha y madruga y que hace fiestas así sea un martes por la noche. Ojalá eso no pase en la Narvarte, yo quiero seguir en el ambiente más barrial, más tranquilo, más profundo. No como por allá en esos otros barrios llenos de "Parrillas Argentinas", casas de Té, bares-conceptuales, lavanderías automáticas y tiendas de ropa cara-conceptual, no, a mi eso no me gusta, y toda la gente prefiere eso, ir a ver gente la moda paseando perros de 3.000 dólares y viviendo en un ambiente donde todo es caro. Vaya pues y métase al Pub ese irlandés a ver si no le toca lavar copas pa ajustar pa la cuenta. Vaya pues cómase alguna cosita en "La Ostra" pa que no pueda comer el resto del mes. No, en mi barrio eso no pasa. Los precios son módicos y hay varias cantinas donde yo voy con algún(a) acompañante a tomar cerveza de botella y a echarle monedas a la rockola, donde todavía a uno le dan caldo de camarón, o botanas de enchiladas. En mi barrio hay iglesia y la gente va a misa encachacada.
Hay un restaurante chino, están las super-tortas Etiopía, la taquería de Don Frank, la casa de chocolate (inspirada en la obra de S. Dalí). Venden películas piratas, está el café El Paparrín, el mercado de Anaxágoras, hay vecinas muy lindas -una que se llama Celeste que es muy simpática-, todo está cerca de aquí. Yo veo mi barrio y siempre me acuerdo del barrio de Boston, en Medellín. Es como Boston, pero multiplicado por cuatro, es grande.
Pero yo sé que esto va a cambiar dentro de poco tiempo. La Narvarte va a terminar en lo que hoy día están las otras colonias. Todo se va a poner caro, se van a empezar a ver perros de 3.000 dólares... Porque la gente no tiene para comprar una casa, ni un apartamento y aquí todavía uno puede decir que es barato y tiene el metro al lado, y no necesita un carro para poder llegar a cualquier lugar de la ciudad. Porque la gente es amable y nunca pasa nada. Dicen que roban pero yo no he visto nada, quién sabe. La colonia Narvarte es, para mí, la mejor colonia del Distrito Federal.
1. Oí, ¿cierto que 134 metros es gigante?
ResponderEliminar2. Que buen ejemplo el barrio Boston para uno hacerse a la idea. Exceptuando que en el barrio boston la estacion del metro queda en la mierda.
3. Me emputan los bares y almacenes de ropa caros, casi que no soy capaz ni de entrar, no por amarrado, de verdad que no, sino que me emputa por otra cosa que no sé explicar. Para expresar mi idea voy a parafrasear a Ernesto Sabato, el dice algo asi como "no me molesta lo extenso, me molesta lo extendido". Pues bueno, a mi no me molesta lo caro, me molesta lo encarecido sin ningún otro esfuerzo que el maquillaje. No sé. (pensandolo bien y para ser sincero si me molesta lo caro, que gueva yo, pero seguro que no es solamente por amarrado, es por otra cosa que no entiendo bien, a la final es simplemente por amarrado, pero no creo). Una vez fui al cafe caro que queda en el parque lleras, porque una amiga de un parcero trabajaba alla y fuimos a tomarnos una cerveza, que doble hijueputa desespero, yo no me aguantaba eso alla, pero es pura guevonada mia.
4. Esas dos comidas que pusiste ahí, que hijueputa hambre llave.
5. ¿Tenes matas?, hijueputa, recien casado mi esposa y yo tuvimos dos matas, las dos se murieron, llegamos a la conclusion que las matas no eran para nosotros, en la casa no hay ni una sola. Deberiamos tener una pensando en la niña.
6. Que nota el plan de ataque de Paco para el apartamento, seleccionando un cuadrado como quien va a tomarse una frontera.
La comida cara si me gusta. También me gusta la cerveza cara de la empresa bavaria, solamente he tomado una vez y me gusto mucho.
ResponderEliminarUna vez pase tres dias tomando cerveza en el centro comercial caro de Bucaramanga, me mandaron donde un asesor en mercadeo, el señor era alcoholico, tres días recibiendo asesoría tomando cerveza todo el día, pero el man era un fakir, no comía, que hijueputa hambre allá. Pero bueno, lo importante es que era en el centro comercial caro de Bucaramanga y pase muy bacano allá.
Juandaví:
ResponderEliminar1. Sí, marica, 134 metros es grande, he conocido casas de 120, y para un apartamento es una chimba. Este hijueputa, yo salto y no le toco el techo es muy alto, pero yo le cuento a la hora de la barrida, la sacudida y la trapeada. Uno dirá: sí, se le paga a una señora, pero no, una señora por asear esta chimbada cobra 50 dólares el día. Y hablando de eso, el sábado me toca el aseo a mi...
2. Si, es muy parecido a Boston, guardando las proporciones de tamaño y megalomanía. Pero las casas guardan el mismo estilo: barrio obrero de los años 50's. Mi edificio es de 1946, y según hemos entendido vivió aquí el Ché cuando estaba exiliado, antes de volarse para Cuba. (Recordá que fue en México cuando él conoció a Fidel y a Raúl, el maricón). Y sí, la estación de metro es como a 40 metros de la entrada del edificio, pegadita.
3. A mi también me emputa lo encarecido. La especulación. Las mismas chimbadas con otro nombre y el precio multiplicado por 4. Aquí dizque uno se toma un "Vodka Tonic", vodka con bretaña y unas gotas de una sustancia roja y lleve: 7 dólares. La cerveza: Heineken es la más barata, pero hay Moose Drool, Fat Tire, Fisherman, y otras de la Brooklyn Brewery... Porque cervezas nacionales no venden y eso que en México hay como 22 marcas...
4. Güevón... el caldo de camarón es una perra delicia, que no te imaginás y se lo dan a uno como si fuera un pasante. En Medellín se usan las crispetas (en esos bares viles) y el manguito, la uchuva, la naranja y el coco. Aquí en las cantinas dan el caldo de camarón. Tiene cebollita picada, perejil y oregano y dos o tres camaroncitos de los pequeños...Pero gratis...¿Regalado? hasta un puño!. Y las enchiladas... Son tortillas de maiz enrolladas como si fueran un bareto, pero en vez de yerba le ponen pollo desmechado con salsa de chile...Una exquisitéz.
5. Claro, las matas: hay un bonsai, y otra que es como una palmera enana. Aquí han sobrevivido, aunque no falta el pirobo que crea que son cenicero y apagan ahi las cuzcas. Pero bueno... con todo hay que lidiar.
6. Paco es un genio. Un día haré un blog de él. Es un berraco pa poner música, ese marica es capáz de hacer ameno un velorio. Lo malo es que tiene una novia que lo manipula y el dice que no, que no, que no, pero sí, esa vieja piensa y actúa por él muchas veces. Un día borracho le dijo que mejor se fuera y que el se quedaba con los amigos y ella le pegó.
Saludos
a mì me encantan los barrios de solteros, aunque todo sea màs caro. No dan ganas de ir a encerrarse, solo en una casa y uno conoce gente espontàneamente, sin necesidad de que se la presenten.
ResponderEliminarPor ejemplo, me gusta mucho Provenza, el barriecito que queda arriba de la divina eucaristía. Tiene sus cafés pinchados, pero tambièn zapaterías, marqueterías, costureros, peluquerías, mercadito, etc.
Por mi casa, todo queda lejos y en loma y uno se siente muy aislado del resto del mundo sin carro.
Otro barrio que me gusta mucho es entre La Frontera y Otraparte, son barriecitos tranquilos, en los que los viejitos salen a asomarse a la puerta de la casa, la gente va caminando a la tienda y uno puede ir a Otraparte a tomarse un café conversaìto o ver una pelìcula antes de irse a dormir.
Si, es verdad que uno conoce gente espontáneamente. Aquí con la solterización que se va expandiendo poco a poco ya identifico gente en los lugares como el mercado o el minimercado o el parque. Ya saludo a varios y un día una vieja ahí me dijo que fuera a una fiesta que iba a hacer en la casa de ella y yo fuí, y ella después me dijo que le avisara cuando yo hiciera alguna. Aquí todo el mundo hace fiestas. A veces es bueno, otras veces es puro tedio.
ResponderEliminarDe sus estudios de posgrado juancarlitos me dijo que eran rumbas casi todos los días. juancarlitos apenas entro a trabajar este año, a mi me da risa verlo ahí medio aburrido en Colombia después de su mundo multicultural. Aunque el esta contento, pero debe ser raro pasar de esa vida de estudios superiores a trabajar.
ResponderEliminarYo no conocía ese nombre de barrios de solteros que encarecen todo. Lo que si conozco es el concepto del barrio obrero.
Me da como envidia, hombre, Sebastián, los espacios grandes que uno pueda pagar. Acá en Ginebra el mercado de los arriendos es una maldita mafia y ni así. En Medellín yo vivía en un apartamento de 300 metros cuadrados que costaba unos mil dólares, en Ginebra vivimos en uno de 100 metros que vale 3500 dólares: la tercera parte del espacio por el triple del precio. Acá uno encuentra, fácil, a dos profesionales solteros compartiendo apartamento porque el arriendo les cuesta como el 60 por ciento de su sueldo, y así no hay quién viva.
ResponderEliminarA pesar de los precios --que es así en toda Ginebra, si uno quiere menos tiene que irse al campo, que es hermoso, pero qué pereza-- el barrio es una maravilla, es como vivir en la Oriental con la Playa, donde todo queda cerca, pero en Europa; sin el caos, sin la inseguridad, el tráfico controlado, pero yo creo que la cantidad de mendigos y locos sí es la misma.
Y Lalu, el cafecito en Otraparte también me parece una maravilla. La carta con la obra de Fernando González me parece de las más bellas que he visto.
Mónica:
ResponderEliminarAh (muy perdida que estabas), que chimba los espacios grandes. Si me di cuenta que uno paga un viajao de plata por allá, y eso que supongo que viví en lugares baratos cuando viví allá en el Viejo Mundo. Pero nada como la amplitud. Y yo no copio de mendigos, ni de locos ni nada, un día le pegué una patada a un mendigo en Lisboa. Me pidió plata, y yo no tenía, me jaló de la camiseta y... tummm, lleve patada. ¿Quihubo gonorrea?, le dije.
Vos nos adeudás una entradita sobre Ginebra, sobre todo lo que se vive allá en la alcancía del mundo. Contá a ver, no seas creida.
Muy creída yo, hombre, Sebastián, demorarme tanto en atender tus demandas, pero no ha sido mala fe, sino que todavía no se me ocurre qué contar. Por eso, y de antemano me disculpás la parrafada, te voy a copiar un texto que tenía escrito hace rato. Fue una carta que le mandé a Camilo Jiménez cuando llegué acá y él me dijo que lo volviera artículo para publicar en el Malpensante, pero no hice bien la tarea y el textico no dio la talla. De todas maneras, aunque son impresiones de recién llegada, dos años después sigo pensando más o menos lo mismo. Me faltó ahí un detalle que incluyo aquí sobre el ejército suizo, que por lo menos a mí me impresiona un poco conocer: a pesar de que este país se declara neutral en cuestiones de guerra, todos los hombres mayores de edad suizos están obligados a prestar tres semanas anuales de servicio militar hasta que cumplen 35 años, luego de lo cual tienen la posibilidad de llevarse el fusil del ejército para su casa. Es por lo menos curioso que un país que lleva unos 300 años (vos sos el historiador, este dato lo repito de oídas) sin participar en una guerra, tenga uno de los ejércitos mejor preparados y mejor armados del mundo, ¿o no?
ResponderEliminarY bueno, a petición del público (vos), ahí va el texto: (en el siguiente comentario, porque me pasé de la extensión permitida)
Haciendo mal las cuentas, llevo como las tres cuartas partes de un año viviendo en Ginebra, y poco o nada puedo decir acerca de los suizos, excepto algunos detalles. El primero es que para ser reconocidos internacionalmente como los constructores de los relojes más precisos –y más costosos— del mundo, los suizos son gente bastante impuntual. Cualquier servicio que requiera ser realizado a domicilio (instalación de electrodomésticos, Internet, televisión por cable y demás) llegará mínimo una hora después de la cita fijada o el día siguiente. Parecería que sus relojes son sólo para exportar, pero no tienen uso local. Eso sí, lo único que llega a tiempo a mi casa son las facturas y las cuentas de cobro.
ResponderEliminarUna de las razones para esas demoras debe ser la rara costumbre de parquear sus carros demasiado cerca en las líneas de estacionamiento paralelas al andén. El espacio que queda entre la maleta de uno y el capó del siguiente es tan corta que difícilmente cabe una personaentre ellos y luego, supongo, les toma más tiempo volver a sacar los carros que el que estuvo el vehículo estacionado. No es difícil entender que los compactos sean tan populares, pero aunque quepan dos de éstos entre las líneas delimitadas para un solo coche, el ginebrés no desaprovecha la oportunidad de dejar su carro lo más cerca posible al que ya está parqueado. Esa es la medida estándar.
Se esperaría de una ciudad llena de carros en los que difícilmente cabe el conductor, y con suerte un pasajero, que estuviera habitada por solteros y solitarios, pero Ginebra es, por el contrario, un vividero de ambiente familiar, especialmente amigable con los niños, no sólo porque hay un parque de juegos cada dos cuadras y media en promedio, sino porque después del Smart, el siguiente vehículo más usado es el coche de bebé. En los buses, trams y trenes, la ilustración que señala el botón para que la puerta permanezca abierta más tiempo no representa una silla de ruedas sino una poussette. Antes de vivir aquí pensaba que toda Europa no sólo era el Viejo Continente, sino además un continente de viejos, ahora creo que las parejas con bebés buscan la manera de trasladarse a Ginebra, y las que llegan sin ellos, estimulados por el entorno, comienzan con la tarea de hacer uno.
En cuanto al tiempo, además, he notado que el manejo tan laxo está relacionado con una paciencia infinita a la hora de hacer fila. No se desesperan cuando la primera en la línea es una viejita que guarda sus monedas en el bolsillo más oscuro de su inmenso bolso y cuando las encuentra tiene que verificar centavo por centavo, porque se le olvidaron las gafas en la cartera que usó ayer; ni cuando se trata de un borracho con un aliento a alcohol que se respira hasta el final de la fila y debe reiniciar varias veces el conteo de los billetes porque pierde la cuenta. No. Nunca encuentra uno en una fila a nadie que mire el reloj, zapatee con impaciencia o exprese un hondo suspiro ante la demora. Sólo yo repito las anteriores con insistencia.
Pero de todas las particularidades la más llamativa, por molesta, es que todo vehículo que tenga permiso para usar una sirena, invariablemente la usará --bomberos, policías, ambulancias--. Uno puede escuchar un promedio de seis sirenas por día, aunque nunca se entera de ningún incendio, de ninguna persecución a delincuentes y las urgencias médicas no son especialmente altas.
Al final, después de tres semanas, cuando se aprende a ir y regresar a la casa y a pedir una cerveza en el bar, todas las ciudades donde uno vive terminan siendo iguales.
Gracias Monica, que nota! Muy bacana la ilustración. Solo he leído de Ginebra por una sola persona: vos. Muchas gracias de nuevo.
ResponderEliminarYO VIVO EN LA NARVARTE Y EN VERDAD SI ES UNA DE ESAS COLONIAS EN LA QUE DA GUSTO VIVIR, MUY TRANQUILA, MUY TIPICA, NADA QUE VER CON LA CONDESA O LA ROMA, AQUI HAY CANTINA ANTIGUAS, HAY CAFES PERO PEQUEÑOS Y TRANQUILOY LA ARQUITECTURA DE LAS CASAS O LOS EDIFICIOS EN VERDAD ES PARA ADMIRAR
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