domingo, 14 de febrero de 2010

Meditación Arbitraria: Lo que arruinó mi vida.


“El skate arruinó mi vida”, “Skate ruined my life”, es lo que suelen —o solían decir los skaters de todas las latitudes del planeta cuando se les pregunta(ba) por su deporte favorito. Basta preguntárselo a alguno en Medellín, Guadalajara, São Paulo, Auckland, o Hermosa Beach, para constatarlo. ¿Porqué el skate “arruinó” sus vidas? ¿Los golpes en las extremidades o en la partes nobles? ¿Los glopes al bolsillo? ¿La vida académica trunca o malograda? ¿Los fracasos amorosos?.
La gente que monta skate, es decir, los que patinan, suelen considerar tres estadios evolutivos en la conciencia skate. El hecho de superar estos tres niveles ya es para considerar que el skater en cuestión es un skater de verdad. Tres diferentes niveles que ya se han vuelto proverbiales para comprobar la fidelidad y el amor por esta práctica (a veces, y cada vez más, llamada deporte), amor que sin duda supera la cuestión mediática (moda skate, “música skate”, etc) y que es en realidad el asunto más recurrente, sobretodo durante períodos de tiempo determinados por el bombardeo mediático o ciertas actitudes de rebeldía moderada que no son tan radicales para ser punkero ni tan mansas como para ser un “gomelo” normal, o como diría un muchacho de San Joaquín: un “urbano” (de esos que andan vestidos a la moda, pero con gafas y se dejan crecer el bozo y la barba y que comentan películas de cine independiente y que hacen stencils en las inofensivas paredes y muros que se ven en El Poblado. Hoy se diría Hipsters). Los tres niveles son:

1. El comienzo: cuando se adquiere por primera vez una tabla y pasan dos, tres y hasta cuatro meses sin que ningún truco toque a la puerta. Osea, un período de ineptitud, de patear, de rodar, de practicar arduamente y observar con paciencia sin obtener resultado alguno.
2. La novia: Las mujeres (en el caso de Medellín) suelen ser muy susceptibles y demandantes con los skaters: “esa tabla o yo” es lo que suelen decir. Para ellas es inevitable no decepcionarse ante la respuesta “pues, montar” cuando le preguntan a su novio sobre qué piensa hacer el viernes por la noche. Las novias presionan a los que montan skate, sobretodo cuando estos cuentan con escasos años y aún están en el colegio. Hacen que el patinador atraviese por un dilema bastante delicado que en última instancia es la dicotomía amigos/novia. Pues si se va con la novia los amigos le recriminarán: “Bobo, consumido, te mandan, no le haga caso a esa vieja”. Y si se queda montando en la encantadora noche sabatina ella le dirá: “Madure a ver mijo que usté ya está en edad de ir conmigo a ¿Sampues?, ¿Babylon? (en casos muy moderados). En fin.
3. La universidad: pienso que es el nivel más importante. ¿Por qué? Pues porque cuando uno entra la universidad está más grandecito, tiene 16 o17 años (y hasta menos en muchos casos). Sin embargo uno se engatusa por el mito aquel que dice que en la universidad las mujeres viven, como dice un tío mío, “buscando macho”. Y empiezan las tales integraciones, que estudiar en la casa de no sé cual, que conoció a no sé cual otra y que vive sola; que empezó a soplar mariguana en el “aeropuerto”; que los parciales; que los finales; que me van a echar de la universidad; que las fiestas... Vuelve la dicotomía: estudio/skate.
El que supere estas tres etapas ya se quedó skater. Ya lo superó todo, ya puede llegar a ser Ministro del Interior o embajador en Washington y seguir montando skate así sea los fines de semana. Ya se seguirá vistiendo de una forma toda la vida así le toque ponerse cachaco para ir al trabajo.
Hay otra cuestión importante y es que por ejemplo los que montan skate y pertenecen a la generación 75-85 (para el caso medellinense) vieron cómo la popularidad les dio la espalda después de un periodo de innegable esplendor. ¿Qué era ser skater? ¿Qué significaba? Yo estaba más pequeño, yo soy del 81, y el boom me tocó de los 14 a los 17, en esos tres años, lo recuerdo muy bien, los skaters tenían el mundo a sus pies. No había infraestructura como ahora, solo había dos simples skateshops: SkateHouse y Poblado Street eran los únicos lugares donde uno podía comprar cosas decentes. De repente aparecían tablas y otros accesorios en el almacén de un traqueto de El Obelisco en el segundo piso, y una que otra cosita en Repatín, ahí en la 74. De resto no había nada. Todo era difícil de conseguir. Era una proeza tener una Trasher Magazine, a no ser de que la expropiara de la biblioteca del Colombo Americano o la trajera de algún viaje, mínimo, a Bogotá, pues la compraba en una librería esa de Hacienda Santa Bárbara donde vendían revistas de la USA.
A pesar de todo eso, los skaters eran los que pegaban, los que mandaban. Las juventudes de ese entonces se enloquecían al rítmo de Pearl Jam y de Nirvana mientras ellos oían Minor Threat, Gorilla Biscuits y Pennywise. No puede olvidarse la dimensión rapera, claro está, donde Wu-Tang Clan fueron los que pavimentaron el camino.
Los skaters eran el terror en las pogotecas. Cascaban ladrones de tablas en el estadio e iban a jugar billar a Monterrey. Fue una generación muy grande, hubo mucha gente que montó. Había combos en Laureles, Belén, La Villa del Aburrá, Los Colores, Robledo, La Mota, Calasanz, Santa Mónica, San Joaquín, El Poblado, Buenos Aires. Algunos de ellos, los más veteranos, todavía hablan de aquella cosa (yo siempre la ví cerrada) que quedaba dentro del velódromo: la Liga Antioqueña de Monopatín.
Mucha gente tomó otros rumbos y le abrieron cupo a las nuevas generaciones. Hubo gente que fue reclutada por La Clicka, otros compraron patines y se volvieron "rollers" (Recuérdese que decir roller equivalía a decir skater frustrado); otros consiguieron novia y se abrieron paso en el mundo de las minitecas y de las fiestas electrónicas y de esas otras farras que se armaban en esa bomba Tiger Market que quedaba en la autopista. La mayoría de esa generación desertó y consigo se llevó uno que otro tatuaje o una que otra tendinitis en ambas rodillas.

Recuerdo que en El Diamante compraba tenis Airwalk cuando los Vans escaseaban.
Recuerdo que tomaba gaseosa en La Uva Verde y que allí también le guardaban a uno la mochila.
Recuerdo que los dueños de Skate House eran doña Marta y Don Fernando, además de su hijo Dani.
Recuerdo cuando hicieron los half pipes de Santa Lucía, Hospital y la Terminal del Sur.
Recuerdo ese fracaso que fue Límite Extremo.
Recuerdo las tablas Nubut.
Recuerdo cuando los skaters odiaban a los roller.
Recuerdo que a Unicentro no dejaban entrar con tabla, que había que echarla en una bolsa y las únicas bolsas en que cabía las regalaban en el almacén Super Kids.
Recuerdo a Los Vengadores.
Recuerdo el olor del sacol y las trabadas cuando uno pegaba la lija de la tabla. Tres hojas de lija “grano fino 80 o 60”
Recuerdo a Ronnie Bertino y a Tom Knox.
Recuerdo mi primera tabla, una World Industries "del equipo", con Flameboy destruyendo el mundo donde vivía Wet Willy.
Recuerdo la primera baranda del Estadio
Recuerdo las limonadas y el salpicón con lechera que vendía don Marcos.
Recuerdo…recuerdo…recuerdo.

No sé, yo no estoy de acuerdo con ese lugar común de “el skate arruinó mi vida”. La gente suele decirlo con mucha frecuencia. Y es muy a menudo que lo dicen, como justificando el hecho de no tener novia, que las mujeres no se fijan en los manes que montan (al contrario de hace 12 o 14 años). Como reprochándole a la patineta que no tuvieron una vida "normal" ni un trabajo de salarios grandiosos. Como si el hecho de montar fuera el contrapeso de una vida exitosa. Y no, eso no es así. O será así para el que se lo crea. Muy curioso. Ese por lo menos no ha sido mi caso. Si algún día la felicidad se me ha rozado, ese día seguro estuve montando skate.

23 comentarios:

  1. Sebastián, yo debo ser de otra generación porque nunca supe del auge del skateboarding en Medellín... en los años que vos mencionás yo ya tenía 21 años y había terminado la universidad, así que creo que no me interesé en el tema. Cuando era chiquita -di tú en los 80- le decíamos patineta y yo nunca pude mantenerme sobre una por más de 13 segundos.
    Pero a pesar de mi confesa ignorancia al respecto, tu entrada me hizo recordar una película que vi en televisión en Medellín hace unos años. Se llama Lords of Dogtown y creo que está basada en la historia real de los primeros skaters en California, en los años 70. Yo la recuerdo mucho porque fue la primera vez que vi actuando a un pelaíto que se llama Emile Hirsh (luego lo volví a ver en Milk, con Sean Penn; y es el personaje principal de Into the Wild. Ese pelao va a ser un actor importante muy pronto, estoy segura). En todo caso, si no la has visto, tal vez te guste. Yo no sé qué tan cercana es a la vida real del skate, pero si la ves, me contás.

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  2. Mónica, yo si me acuerdo de ese primer cuarto de hora de los skaters, eran pelaitos menores que yo. Al igual que vos Mónica, nunca fui capaz de sostenerme en una patineta. Me acuerdo que a los rollers les decian "roller gay".
    Ese cuarto de hora skater coincidio (creo) con el cuarto de hora de los conciertos de rock en Medellín, cuando tocaba polvo de indio, bajotierra, el pez, suburbia, asi. Ese dato de los conciertos es porque yo iba a los conciertos con un amigo muy charro, el se burlaba de todo, una vez en un concierto había un pelaito skater mirando, mi amigo le dijo: "parcero, metase al pogo que usted como skater esta en esa obligación", eso me dio risa. Ese parcero mio también esta relacionado con la ultima entrada de Margarita, el me decia en ese tiempo cuando estabamos pelaitos: "hey guevon, ¿las mujeres porque tienen un lexico tan limitado?". El parcero era muy bacano.

    Mónica, esa pelicula, hijueputa, que cinta, en la banda sonora hay una versión muy bacana de death or glory de the clash. De esa pelicula me acuerdo siempre de un dialogo, cuando el pelaito dice que el tenía que pagar el arriendo, que lo perdonara. O cuando el pelaito dice "ya no patino por dinero". Chimba de pelicula.

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  3. Eso de "¿qué te arruino la vida?" me parece bacano.

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  4. Ayer revisé muchos blogs y llegué al tuyo por casualidad no sabía que tenías, que sorpresa, está chévere. Bueno,soy Chiquis por si las dudas, y lo que pasa güevón es que me dieron ganas de escribir cositas en este formato ahora que ando en Perú, me parece justo que no sea ni tan privado como un mail ni tan público como el periódico, pero sobretodo me ahorro las presiones de muchos conocidos que dicen querer saber de uno. Pienso en que cada vez que me digan "es que usté no escribe" yo sólo tendría que mandarles el vínculo a la página. Abrazo y responda.

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  5. Mónica:
    Claro, Lords of Dogtown, muy bacana. Una recreación de la vida de Tony Alva. Ahí en la peli actúa la Toti Vergara, muy linda, aparece cmo si tuviera 15 años menos. Y sí, el actor lo recuerdo. EN esa peli el man que hace el papel de Jay Adams es el mejor.

    Hey Juan Daví. Vos sos vieja guardia. Yo me acuerdo que un día iba a ir a un concierto de Bajo Tierra y no me dejaron entrar por ser menos de edad, porque allá la gente tomaba guaro y uno que otro soplaba vicio cuando tocaban "Ojos Enfermos". Ja, y me acuerdo, aunque no sé si ya lo comenté de un concierto en el 96 que se llamaba "Jornada del Caos"
    -Ira
    -Kuidado Kon las Begonias
    -Nadie
    En el Palacio de los Eventos ahí en Monterrey. Yo estaba muy chiquito, tenía 15 años y cuando llegué un punkero dijo ahí en la puerta, así todo decepcionado: "El punk ya se llenó de capitalistas".
    Que chimba.

    Parce, a vos que te gustan las cosas de bazuqueros, nunca has leído un libro que se llama "El Contrasueño". Es como de historias de puros gamines. Incluso hay una de un gamin que había sido rico y había vivido en New York pero que se sopló todo el billete.

    Chiquis: Bien, todo bien por aquí. Ponga el link de su blog para seguirlo. Estamos en contacto.

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  6. Eh, muchas gracias Juan David por la ubicación cronológica. Ahora entiendo un poco mejor el momento histórico, pero creo que son dos los cuartos de hora de los conciertos de rock en Medellín (los más pelaítos dirán que tres, pero es que a mí la generación de tres de corazón y sus compinches no me parece rock... ni siquiera me parece música). Hubo una primera etapa de conciertos, más internacionales, digamos, cuando venían (perdón, iban) los toreros muertos, soda stereo y unos cuantos locales, eso fue como terminando los 80.
    La que vos mencionás fue mejor, yo también iba a todos esos conciertos con un amigo más querido que el pan, pero enorme y con una cara de malo que le podía; como la parte más cercana a la tarima era donde se hacía el pogo más grande, entonces él me pasaba una mano por el cuello y con la otra me despejaba el terreno, les daba empujones y puños a los que nos caían encima pogueando, o sea que yo "pogueaba" escoltada. Claro, cuando la cosa era en serio sí me sacaba de ahí y se iba solo.
    Y sí, ahora que lo mencionás, yo sí veía a los pelaos vestidos como skaters, pero no sé, demás que pensaba que eran hip-hops o algo así... es que la verdad, nunca he sido muy buena identificando tribus urbanas.

    Otra cosa que me quedé pensando Sebastián: yo no sé si el skateboarding se considere un deporte o no, pero me impresiona un poco cómo los deportistas se toman su asunto tan en serio, como lo que vos describís en esta entrada. Incluso si no entrenan para competencias oficiales, sino como aficionados, he visto que la práctica de cualquier deporte los afecta mucho. Lo he encontrado en amigos que juegan tenis y water polo. Yo estoy por pensar que la respuesta para ¿qué te arruinó la vida? es el deporte.

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  7. Mónica: pero no, no les digás Tribus Urbanas, eso es como todo ofensivo. Eso es meter a los skaters con esos tales emos o esos nuevos "tectonics". Si, el Skateboarding es un deporte, si es un deporte el ajedrez...
    Hay ya muchas competencias a nivel internacional, aunque de ahí a que llegue a ser deporte olímpico pues si falta una trocha larguísima. Pero sí, es un deporte, es una actividad aeróbica y muy buena para la salud mental. Uno calienta y entrena y desarrolla cierta habilidad, aunque eso sí, hasta cuando las rodillas empiezan a traicionarlo.

    Chiquis: Ah, sisas, este blog es de puras ocurrencias. Para escribir y leer opiniones de los otros blogueros que son muy parceros todos. Me nació la idea de tenerlo desde el año pasado cuando leí (entero) el libro de Napoleon Hill- "Piense y hágase rico".

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  8. Sebas,

    Espero que tus tres etapas no se tengan que cumplir de manera consecutiva. Es decir, que después de pasar las dos primeras y hacer una pausa, uno se decida a volver a montar. Esa sí sería una prueba de pasión por el deporte.
    Para certificar que pasé las dos primeras con honores, voy a ampliar algunas cosas y a pedirte que precisés otras.
    1. Además de Skatehouse (San Juan con la 72) y Repatín (canalización Liga de patinaje) había otro lugar, ahí mismo en San Juan, que se llamaba Benotto. Es, o era, de bicicletas, pero ahí encontraba uno tablas Think cuando en Skatehaouse “no había llegado el pedido”. También había otro almacén en la Terminal del sur, al lado del segundo Skatehouse que se llamaba Arsenal.
    2. ¿A cuál baranda del estadio te referís? ¿A la corta, alta, cuadrada, empinada y tenebrosa del separador grande? ¿A la larga y bajita del separador pequeño? Recuerdo que en el año de 1999, El Oso se volaba ese separador en flip y, creo, en flip switch.
    3. Yo creo que el auge del skate no fue en el tiempo en el que decís, si por auge entendemos no el momento de aparición sino el de más popularidad y prestigio. Yo lo ubico dos años más tarde, en 1997, y hasta 2002, cuando personajes emblemáticos como Mortadelo y el aludido Oso desaparecieron de los “parches” (de pronto no aguantaron la tercera etapa. Eso se decía en esa época: “Esos manes se volvieron faranduleros”). Durante esa época es que recuero yo los linchamientos públicos de ladrones de tablas en El Estadio, prueba de que el Skate era un bien cotizado. Lo cierto que es hubo un tiempo muerto a partir del 2001 y 2002, y de ahí en adelanto creo que el skate se gaminizó un poquito, o, para decirlo políticamente correcto, “se volvió más accesible”.

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  9. 4. (Una nota al margen: en francés hay una expresión toda despectiva para designar a los que tu amigo llama “urbanos”. Es “Bobo”, conjugación de Bourgeoise et Bohème, o sea Burgués Bohemio. Pero la palabra en español los define mejor).
    5.No sé cómo será ahora, pero en aquél tiempo había un gran comercio de revistas y videos, como que la escasez hacía que uno entrara en contacto con más gente. Así conocí yo a Dieguito, por ejemplo, una especie de “dios menor” de ese combo del Estadio cuyos cabecillas eran Mortadelo, El Bolo, El Zurdo, La Bruja y su Hermano, Empanada, El Paisa y El Cabe.
    6. Al lado de Pennywise, yo pondría a un grupo que también reinaba en esa época: NOFX.
    7. Además del salpicón, es inolvidable el perro con avena que vendían por (y esta sí es la prueba reina de la inflación, la devaluación pero sobre todo del paso implacable del tiempo): $600.

    El título de esta entrada me recuerda una consigna de aquella época: SKATEBOARDING IS NOT A CRIME...
    Yo te conté que acá en París vi una Histoire lacunaire du skateboard. Acá hay elementos para la nuestra.

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  10. Eso de que a Sebastian la felicidad se le ha insinuado montando skate tiene que ver con lo que dijo Mónica, yo creo que algunos deportistas se afectan tanto es porque esa sensacion que da un deporte efectivamente es muy tesa.

    Un amigo que era casado y que tenía dos niñas también me contó a el cuando se le insinuo la felicidad, el me dijo: "el momento más feliz de mi vida fue cuando compre mi primer carro".

    Yo no soy deportista ni mucho menos, creo que ni siquiera tengo pulmones ya, pero a mi la felicidad se me ha insinuado montando en bicicleta, oí Sebastian, ¿cierto que uno empieza a oir como voces que insinuan cosas?

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  11. mis compañeros del colegio empezaron a montar por ahí en el 91 o 92, con ese parche de el cabe, zapata, chiqui peláez, etc, todos deben ser como de mi edad, 32, poquito más, poquito menos. yo creo que ahí empezó el skate en Medellín en forma. Casi todos esos ahora también montan, ya no pueden todos los días, pero si montan.
    A ellos la verdad el skate no les impidió tener novias y eso, ¿será que las menores que yo son más cansonas? (aunque después de mi último post, no debería preguntar eso, jejeje). Yo llevo viéndolos, por lo menos, 15 años, y nunca les ha faltado chica.
    qué risa, esos conciertos que mencionás, yo fui a todos: yo si era mayor de edad.
    Y yo, al lado de Pennywise y NOFX también pondría a Bad Religion, Operation Ivy y Rancid.
    buena entrada!!

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  12. Claro claro.

    Pablo Y Margarita: Se me vienen con todo el arsenal llamándome la atención por la poca rigurosidad. Claro que sí, claro que NOFX, por supuesto, y claro que Operation Ivy y claro que Bad Religion, Rancid, a los que yo sumaría aquella banda que sacó de la inopia a Epitaph Records: Offspring, que también creo un boom fuertísimo hecho que le valió el adjetivo de banda casposa, banda de "rameras".

    Pablo: Los manes que decís: Bolo, Zurdo, Bruja (de la Villa), Oso y Dieguito si que son manes del Estadio, pero no son de la primera generación. Esos manes, son más o menos de la tercera. Porque si tenemos es cuenta una cosa: que la primera generación es la de Leto y sus amigos de Envigado y uno que otro patinador disperso (habrá que investigar) la segunda es la de los que mencionas (Empa, Cabe, A. Gallego, El Paisa, en la cual todavía hay muchos que montan) y la tercera es la que ya dije.

    Pablo: Creo que vos sos el que tiene la imprecisión cronológica. Porque de lo que yo estoy hablando es más o menos entre el 94 y el 97, pero lo que dice Margarita es cierto: todos esos manes que ella menciona montaban desde varios años antes. Si no me lo permitís, y sin ser grosero, creo que vos estabas más chiquito y no te dabas cuenta de eso. Pues claro, yo me acuerdo de ARSENAL y de las tablas que vendían en Benotto, pero me estaba refiriendo a cuando SKATEHOUSE quedaba en la 70 diagonal a Mondongo's y no en San Juan. Ese traslado y la apertura del almacen en la terminal del sur son testimonio del Boom. Y te estoy hablando de finales de 1995 que fue cuando yo empecé a montar.
    ARSENAL no era un almacén tan viejo. De hecho comerciaba era con rollers y accesorios de esos y abrieron en la terminal del sur queriendo competir contra Skatehouse.
    De hecho, había otro almacén en UNICENTRO que se llamaba "Skateshop" que fue el embrión de lo que hoy es "On Board" y que debido a divisiones de capital se convirtió en "Libre Skateboards", en la terminal del sur. Porque On Board se volvió para Bogotá.

    Juan Daví: Claro que uno oye voces que insinúan cosas. En estos días me pasó con un man ahí de la universidad que me pregunta cualquier maricada que se le atraviesa por la cabeza. La voz me insinuaba. "ve ese man es como raro, yo creo que es cacorro". Yo no he comprobado la insinuación de esa voz, pero si le creo.

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  13. Pablo:

    Vuelvo con vos. A la baranda que me refiero es a la cuadrada, la del separador grande, la que invadían los domingos los vendedores de banderas de Nacional y Medellín. La del separador pequeño (el que los de ollie grande se saltaban) esa no es tan vieja, esa se instaló años después. Yo me acuerdo de cuando hicieron la vaca para comparar el material para la baranda cuadrada. La cuota era de 2.000. Y te estoy hablando de 1996.
    No te sabría decir lo del "tiempo muerto" 2001-2002. Seguro hubo disminución, yo no la percibía porque casi todo el 2001 me lo pasé en USA, pero recuerdo que cuando llegué si hubo algunos retiros pero todo ese parche de siempre además de unos cuantos seguían montando.

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  14. Al parecer la historia del skate no se puede dejar en manos de politologos: ellos confunden las barandas, confunden los almacenes, confunden las personas.

    Los politologos haciendo historia del skate lo único que hacen es armar una mezcla sin sentido, a las nuevas barandas sin importancia les asignan el mismo valor que a las barandas miticas, trastocando los valores por el camino de la imprecision. No Pablo, esa barandita que a usted tanto le impresiona no tiene ninguna importancia, esa es una baranda menor.

    Es que Pablo, una baranda es mucho más que una baranda.

    Yo también habría sido vehemente como lo fue Sebastian en su respuesta: el skate no empezo en el 97, el mundo no empezo con su barra de amiguitos Pablo, pa que lo sepa.

    ¡Por una historia respetuosa del skate!

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  15. Jajajajaja.
    Bueno, yo creo que esas son minucias que valía la pena aclarar. Pero eso suele ocurrir y es de lo más común creer que el mundo comenzó con uno. Tenía un amigo que decía: el punk y yo nacimos el mismo día. O en diciembre me encontré a otro man que es como de tu edad, Juan David, que decía a pecho inflado. Yo sí soy de la vieja guardia del Parque del Poblado, apenas ese cuchito que se mantiene ahí en la Saldarriaga le dice: Pero vos no estás aquí sino desde que abrieron el CAI!. Ese viejito si era de la Anciana Guardia. Yo lo ví la primera vez que fui a ese parque maldito y la última vez que fui también estaba, pero ya con caminador.

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  16. Pero es que sí papá. Por una historia respetuosa del Skate.
    Claro que sí, aunque Pablo está reclutado para ese proyecto que lo lograremos el día que un amigo mío tome las riendas de la alcaldía y sea el cacique de la Alpujarra. Van a ver...

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  17. Uno ve confusión por todas partes cuando en todas partes proyecta su propia confusión. O cuando, peor, no se trata sólo de confusión sino de un desconocimiento total y asumido del asunto: “Al igual que vos Mónica, nunca fui capaz de sostenerme en una patineta”.
    Aunque esta frase bastaría para entender de qué presupuesto partimos, un ejercicio simple de comprensión de lectura nos puede revelar que este es uno de esos casos donde el desconocimiento propio, para ocultarse, grita bravuconadas sobre la confusión del otro:
    “...ellos confunden las barandas, confunden los almacenes, confunden las personas”. Si fuera cierta la confusión, en todo caso no era para tanto. Pero claro, olvidaba “la metafísica de los tubos”: “Es que Pablo, una baranda es mucho más que una baranda”. Perdón, debe ser un defecto de mi pobre formación de politólogo el que no me permite ver más que una baranda en una baranda.

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  18. El hecho es que esa baranda sí era esa baranda, por lo que el lamento ya no sólo es exagerado sino equívoco: Pablo: “¿A cuál baranda del estadio te referís? ¿A la corta, alta, cuadrada, empinada y tenebrosa del separador grande?”. Sebastián: “A la baranda que me refiero es a la cuadrada, la del separador grande”. ¿Dónde está la confusión? Sin duda en quien la denuncia.
    Igual con los almacenes. ¿Dije que Vélez era un almacén de skate cuando en realidad es de bolsos y correas? Esa sí sería una confusión. Pero no, mencioné dos almacenes que por suerte Sebastián reconoció: “Pues claro, yo me acuerdo de ARSENAL y de las tablas que vendían en Benotto”.
    Por último, las personas. ¿Cité como skaters a quienes reconocen que nunca pudieron sostenerse en una patineta? No, estaría confundido. Mencioné los alias de skaters reconocidos de Medellín. Sebastián, que al parecer es la referencia de lo cierto y lo falso en esta discusión, así lo reconoce: “Pablo: Los manes que decís: Bolo, Zurdo, Bruja (de la Villa), Oso y Dieguito si que son manes del Estadio, pero no son de la primera generación”.
    Más allá de esta confusión inconfundible, parece que en últimas el problema es que yo no reconozco a “la primera generación” porque creo que “el mundo empezó con mi barra de amiguitos”. Me siento como regañado por una tía. En adelante tendré más cuidado de no faltarle al respeto a los mayores. Lo cierto es que ser politólogo no servirá para hacer la “historia respetuosa del skate en Medellín”, ni para nada, salvo para leer un poco mejor.

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  19. Es verdad, el confundido soy yo, que pena.

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  20. Jummmm!
    Ya, ya. Mucho calor en este debate. Ya harto tengo con tratar de comprender si la invasión de los portugueses a la Gran Omagua fue en 1707 o en 1708. "Esas son minucias", como dice un tío mío para referirse al número exacto de los Falsos Positivos. Pero lo que yo no comprendo es porque la formación historicista hace que uno se pegue de esos daticos tan pendencieros. L. Febvre pontificó hace muchísimos años: "Historiador no es el que sabe sino el que busca". Creo que son importantes esos datos con las fechas, pero no tanto.

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  21. En Guatemala hubo una fiebre de "eskeiters" allá por los años 80s, pero las tablas en las que patinaban eran pequeñas. Recuerdo que los patojos se iban al estadio nacional, ahí no había barandas, pero habían tremendas rampas de concreto, no hechas para patinar, pero para eso las usaban, yo estaba ya muy grande para esos rollos. Recuerdo que además de los patinadores también iban ahí patojos que jugaban con carretas de cojinetes, en las que cabían dos o hasta tres personas montadas, y se dejaban ir en las bajadas y muchas veces las ruedas se safaban y terminaban todos golpeados. Por estos años hay muy pocos lugares en los que la gente pueda practicar el "eskeiting", pero hay alguno por ahí, mucha gente mete a los "eskeiters" en el mismo costal que a los "emos. Un día estaba viendo a un patojo que saltaba por un murito de concreto, en realidad eran tres, cada uno tomaba su turno y yo que tenía una cámara en mi mano, pasé como 45 minutos pendiente, esperando el momento que alguno de ellos tropezara y se diera tremendo golpe, para capturar el momento y después poder reírme, pero no, ellos nunca fallaron, saltaron y saltaron y no se cayeron. De eso puedo inferir que no a todos les jode la vida el "eskeit", pero quien sabe si esos patojos, en otro momento, cuando nadie los estaba viendo, se esforzaban menos y ahí si que pegaban el azotón.

    Salú pue.

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  22. Señor...
    Me encanta lo que escribe, muy bueno.

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  23. impresionante texto,desde albacete, bravo por su manera de ver el patin y de explicar las cosas que se sienten de el un saludo desde españa!

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