jueves, 7 de julio de 2011

No son lo que parecen...


Yo quiero ser claro. Soy una persona cuyo sistema simbólico-cognitivo siempre se mueve en las coordenadas tradicionales de los pares de oposición. Lo que no es bueno es malo, lo que no es blanco es negro, y viceversa. Pero a veces sí hago distinciones sobre las sutilezas que cada uno de los opuestos pueden tener y me doy cuenta de que esas excepciones pueden modificar del todo la regla.

Estoy pensado -desde que salí a vacaciones- en los hipsters. Yo ya vivía muy traumatizado por los hipsters de una ciudad grande como México D.F., pero me he dado cuenta de la mucha acogida que esa ¿tendencia? ha alcanzado en Medellín. Pero estoy confundido y vuelvo a lo del inicio, a lo de los pares de oposición. Y es que yo creía, siguiendo los preceptos básicos de los hipsters (eso que nació en las ciudades cosmopolitas del mundo industrializado), que un hipster es una persona cuyas filiaciones políticas se orientan hacia la izquierda, que leen, que comen cosas orgánicas, que no están gordos, que no dicen groserías, que tienen ropa nueva que parece vieja, que se dejan bigote, que usan sombreros, que discuten sobre películas premiadas en festivales de cine "underground", que toman fotos, que viajan, que oyen salsa y música electrónica, que abogan por las resignificaciones de muchísimos íconos del folklore anglosajón de los setentas y ochentas, y otro montón de aspectos que hacen de ellos un sector que se precia a sí mismo como "de vanguardia".

Pero yo creía eso, y no. Yo tengo un amigo que está enamorado de una hipster (muy queridita) y un día me dijo que lo acompañara a una fiesta que ella tenía en una de esas tabernas de El Poblado donde venden trago menudiao ("shots" que llaman) y de ahí salimos para un apartamento, cerquita de la 10. Y la verdad es que me decepcioné mucho porque yo pensaba que los hipsters si eran gente leída y que ponían en la palestra los temas bravos de la izquierda, así fuera la liberación del Tíbet o la liberación animal, o temas políticos de los que interesan mucho a la juventud. Pero no. Esos hipsters se la pasaban era hablando de fiestas y de no sé cuál artista que toca música acústica con un iPad. Hablaban también de la "oxigenación" que le dio a Medellín un lugar como "Ciudad del Río", que frecuentan mucho, me consta.

Mi amigo, me hizo pasar una tremenda pena porque le dijo a la hipster de la que está enamorado: -Éste man lee mucho. ¿Si o qué parce que vos lees mucho? Yo le dije que mas o menos. Que no tanto. Que normal. Y la pelada si me dijo que leía mucho y que estaba por terminarse uno de los libros sobre esos vampiros gringos que también salió como película. Y bueno, yo contra eso no tengo nada, cada quien lee y oye lo que le de la gran puta gana y eso no dice nada de uno, de si es bueno o malo. El problema es mío. Que creo que una persona que se pone gafas de marco grueso, se deja crecer el bigote (no las mujeres), se viste de una forma no "grilluda" es una persona que lee de esas cosas que suelen ser "La Literatura", y que pueden hablar de cosas que no están "de moda". Pero no, parece que todos los hipsters son gente que está es interesada en el diseño gráfico y en las fotos y en otras cosas, que mi amigo -el que está enamorado de la hipster- dice: "eso es como pa' cacorros".

En fin. Yo pensaba que eso si era una cosa como más profunda, que ser hipster era algo como ser hippie o ser punkero. Pero me parece que es una moda ahí. Un disfraz más, aunque muy curioso, porque yo creo que nunca una moda había echado mano de elementos que estuvieran directamente relacionados con lo intelectual y la alta cultura. Es decir, creo que nunca había estado de moda que una persona se mantuviera con un libro de literatura y una cámara de alta resolución en una mochila aparentemente vieja.

Pero yo también, quién me manda, como soy de prejuicioso, seguro que estoy equivocado. Corríjanme